DEL 1 AL 5

 

°Capitulo 1°

Aclaración: Yo solo me encargo de traducir la historia si no es de tu gusto o crees que no la vas a continuar abstenerse por favor de dejar malos comentarios hacía la historia gracias.

— Sabes que los escuché de nuevo Hazad.— Sus ojos carmesí me miraban dolorosamente.

— Siempre los escuché reprocharme entre ellos por el heredero qué aun no he podido darte.

Mis brazos parecían no ser reconfortantes en este momento, puesto que nada lo era a este punto y odiaba que fuese así.

— Los sacaré a todos de aquí, saben que tienen prohibido hablar de nosotros. De nuestra vida.

Trate de darle a ánimos a André mientras besaba su frente.

—No... No lo hagas, y-yo los entiendo, digo. Esperan que su único hijo tenga una familia, se que se preocupan por ti.... Pero yo también deseo tener un hijo tuyo Hazad.— Lágrimas amargas caían sin cesar por su rostro.

— Ellos no tienen el derecho de tratarte así, serán mis padres pero yo soy el dueño de todo, ellos no pueden exigirte nada.

La voz de mi cuerpo era firme, estaba realmente enojado y dolido.

— Hablare con ellos luego ¿Si? solo no quiero que te presiones más, yo te amo y eso es lo único que importa.— Trate de sonreír y su expresión se relajo un poco.

La presión de mis puños era señal de rendición para cualquiera, no era para menos, en este momento sería hora de tomar decisiones.







Las manecillas del reloj giraban de un lado a otro pero yo no podía dormir, estoy seguro que mi padre entrara por esa puerta y me llevará de nuevo con Yuzür, aquel que no amo pero padre lo ha permitido.

No fue sorpresa cuando entro y me levanto de los brazos con rudeza, su agarre parecía querer matarme si pudiera, pero yo aún no quería permitírselo.

— ¿Dónde te habías escondido pequeña mierda? Te busque por todo el pueblo insensato.

— Estaba trabajando p-padre, ya no había dinero.— Llore cuando la bofetada cayó sobre mi rostro.

— ¡Mentira! ¡Sabías que Yuzür estaba pidiendo tu mano y querías huir ¿no es así? —otra bofetada sobre mi rostro de nuevo, ahora la sangre caía de mi nariz.

— ¿Que está sucediendo? — papá salió de la otra habitación y nos miro atentamente antes de correr hacia mi padre y jalar de su antebrazo.

— No hagas esto cariño — papá lloro tratando de detenerlo.

Pronto la bofetada que caería sobre mi, paro sobre el rostro de papá.

— Déjalo ir, el no hizo nada malo.

Los ojos de alfa se pusieron de un color plata y parecían destellar en la oscuridad, un trueno se escuchó del otro lado y la ventana a mi costado se iluminó con la luz del cielo.

— ¡Debería matarte como hice con tu hermano! ¡No son más que una deshonra par está familia! — Padre gritaba sin cesar mientras tiraba a mi papá a un costado de la habitación.

Los golpes no se hicieron esperar de la lluvia cayendo fuerte contra el asfalto de las calles.

El instinto alfa de mi padre era inmesurado, estaba encima de mi mientras con mis pocas fuerzas trataba de alejarlo pero no era suficiente, su mano en mi cuello me hacía delirar entre sueños.

— ¡N-no puedo dejar que me sigas quitando a mis hijos! — el impacto silbó por toda la habitación.

El jarrón estaba en pedazos sobre el suelo, el cuerpo de mi padre impacto contra este y la sangre subió por mis ropas como araña.

— N-no de nuevo.

Papá cayó sobre sus rodillas y lloro contra sus manos llenas de sangre escarlata, había sucedido. El silencio y la lluvia no se mezclaban los sollozos seguian interrumpiendo, junto a mi conciencia que quedó neutra.

Cuando reaccione me adelante ignorando lo demás y abrazos llegaron en una junta de corazones y lágrimas paralelas.

— Y-yo lo mate.

Papá lloraba entre mis manos ensangrentadas que sostenían su rostro pulcro.

— No es así, papá lo hiciste. No dejaste que nos hiciera daño de nuevo.— abracé su rostro a mi pecho tratando de hacernos detener y dejar de llorar.

Los gotas de agua golpeaban la ventana como testigos mientras caían hacía abajo simulando las lágrimas.

Hoy llovía, como si el cielo fuera el único que supiese de nuestro sufrimiento y también había de liberarse, de seguro habría de salir de nuevo el sol.

O eso quería pensar.

A la mañana siguiente el cuerpo de mi padre fue llevado entre el carro policial y junto a ellos papá quien sostenía sus manos juntas, las largas cadenas rodeaban sus muñecas y se extendían a lo largo de estás.
Era claro que nadie nos ayudaría, papá era mi única familia, después de que padre acabará con la que alguna vez tuvimos.

La justicia no sería para nosotros de nuevo, el ser Omegas sería nuestra cruz que llevaríamos en nuestros hombros por el resto de nuestras vidas con la que subiriamos la montaña a rastras para cumplir nuestra penitencia.

Porque los brazos que hoy me detenían y no me dejaban avanzar eran la señal clara de que no, esta vez no saldría el sol.

— ¡Papá te sacaré de allí lo prometo!— una vez mas la voz rota de mi garganta hacía un último esfuerzo por no ahogarse con el llanto.

—Eve, cuídate mucho cariño, no quiero que te preocupes estaré bien.

Los hombres arrastraban de sus cadenas y lo ví subir al auto llevándose mi alma a su lado, cargando con esa cruz sin ayuda.

— ¡Papá lo juro! — aquellos hombres que me sostenían para impedir me escapar lo sabían, eran capaces de sentir mi dolor y el de una persona que todo lo hizo porque no existía la segunda opción.

Mis ojos se sentian cansados y el reflejo del auto llevándose a mi papá se hizo presente en estos antes de caer sobre mis piernas, la presión subiendo por mi cuerpo y las emociones explotando dentro de mi.
Tuve que sostenerme de los hombres o caería sobre mi propio cuerpo.

Un fuerte mareo se hizo presente pero no decisisti con fuerza imposible me levanté y corrí, entre las calles, entre las personas.

Aquellos hombres solo se subieron a su auto y se fueron dejándome a un lado sin antes mirarme con los ojos de personas que esperan que obtenga el dinero suficiente para sacar a mi papa de la cárcel. Debía conseguirlo aunque me costará toda la vida hacerlo.







— ¿Dónde estabas mamá? — me crucé de brazos antes de mirarle con reproché a mi padre, se supone que mi padre le informo sobre nuestra pequeña charla respecto al famoso heredero.

Padre solo se encogió de hombros y los dos volvimos a mirarle.

— Estaba en el hospital, el doctor fue claro Hazad.— me lanzó un sobre al pecho— Mi querido yerno no podrá volver a tener hijos, su útero ya no sirve, ¡Ni siquiera sus óvulos! ¿Te das cuenta lo que esto significa para nuestra familia? — Observe el sobre antes de tirarlo al suelo.

— Ya lo habíamos hablado, ustedes no tienen porqué meterse en mi vida personal, ¡Mucho menos en la de Andre! ¡Que importa si no puede darme su dichoso heredero, yo lo amo y es lo único que importa!— Grite para que incluso las paredes de esta casa pudieran oírlo.

— No estás siendo razonable Hazad, ¿Quien administrará el emporio familiar cuando tú faltes? Recuerda tu posición.

— ¡Solo a ustedes les importa eso! ¡Yo no moriré ahora! Mis primos también son familia.

La cara de reproché ahora era hacia mi, antes de las sonrisas incredulas.

— Las empresas no las manejaran bastardos de otras familias ¿de acuerdo? Nuestros "negocios" no los puede manejar cualquier persona— Suspiro antes de tocar su frente— por Alá*, Todo tiene que hacer tu madre, afortunadamente ya tengo la solución a nuestro problema.

Padre la miro sin entender y lo fulmine antes de acercarme amenazante.

— ¿Que hiciste?— me sonrío antes de hacerme sentar a su lado.

— Vamos a conseguir un vientre.

¿Que?

— No tiene que ser alguien rico solo alguien de buenos genes para que mi nieto sea saludable, puedes elegir a la persona que quieras, de hecho te sugiero que....— la corte antes de que continuara con su locura.

— ¿De que estás hablando ahora? ¡Yo no voy a acostarme con otra persona estás loca mamá! ¡Que no entiendes que yo solo amo a Andre nunca le sería infiel!— me levanté de un salto y camine de lado a otro como un perro en una jaula.

— No vas a acostarte con nadie, solo vamos utilizar el óvulo y el útero de alguien mas y eso lo hace el doctor, ya está.

Sus ojos fríos e inertes me miraban con una frialdad aterradora era espeluznante su manera de hacer ver las palabras.

— No, ¡No voy a decirle algo así a Andre estás demente! Jamás aceptaré algo como eso, ¡Escuchaste!— camine por toda la sala de estar hasta la puerta y la crucé sin mirar atrás, mis hombres ya estaban esperando con el auto en la puerta principal, ajuste mi traje rápido y saque mi celular, pero de nuevo lo guarde, no creía poder hablar en estos momentos.

A paso rápido llegué a la puerta principal y salí hasta llegar al auto.

Mis hombres abrieron la puerta y ajustaron sus armas observando los alrededores.

— ¡Disculpe por favor! — una voz a mis espaldas me hizo girar sobre mis talones.

Un chico algo delgado con lágrimas por doquier miraba con pánico vivo a mis hombres que lo tenían rodeado con sus armas a punto de disparar.

— ¡Por favor! — ojos grises lastimeros me miraron y asentí para que se bajarán las armas.

— ¿D-disculpe, aquí vive la señora Jadar? — Asentí de nuevo sin interés mínimo pero con algo de desconfianza, el chico parecía que había corrido un montón de horas y no parecía tener dinero.

No era amenaza, probablemente era uno de los tantos trabajadores de mi madre.

Subí a mi auto al lado de mis hombres y nos dirigimos a mi empresa con la presión subiendo por mi garganta, Andre estaría esperando los detalles de la charla con mi madre y palideci de solo pensar en lo que vendría, apreté el dorso de mi mano hasta que sentí el frío de mis anillos.

Solo para recordarme que su opinión es la única que cuenta.




Alá*: Dios en árabe.



°






°Capitulo 2°

— Es solo una idea retorcida de mi madre, claramente no estoy de acuerdo.

Hablé mirándole a los ojos pero estos no mostraban emoción de rechazó alguna.

— De hecho no me parece mala idea cariño.— Andre soltó luego de un rato mientras se levantaba de su asiento.

— ¿Estás escuchandome?— replique en tono inconforme. Ahora sí no podía creer lo que estaba escuchando.

— Claro que si mi vida, es algo loco pero no me parece mal, yo quiero tener un hijo tuyo y tú también.

Sostuvo mi rostro entre sus manos y me sonrío, una mueca de seguro se formó en la mía, estaba seguro de que rechazaría la idea tambien.

— Piensalo amor, yo quiero que tengamos una familia. Sabes que siempre lo que he querido después de— aparto la mirada — después de perder a nuestro hijo.

Sus ojos brillantes por las lágrimas contenidas recorrían mi corazón de manera dolorosa.

—¿Estas seguro de hacer esto? — lo mire y tomo mis manos entre las suyas.

Lo que siempre quise fue hacer feliz a Andre sin importar que, la partida de nuestro hijo fue un golpe extremadamente doloroso para los dos, pero Andre siempre estuvo más afectado por ello.

Tampoco podía decirle que sus óvulos no eran aptos para ningún procedimiento no tenía el valor para hacerle eso.

— Por supuesto.



— Entonces muchacho ¿a qué has venido?— Ella me miraba con una expresión bastante aterradora para mí gusto pero debía ser fuerte. Quería pretender serlo aunque sabía que no lo era en lo absoluto.

— Yo debo renunciar señora Jadar, necesito el dinero de la liquidación por favor.

Las manos en mi regazo no paraban de temblar, era justamente lo que me temía seguramente el dinero no alcanzara para pagar un buen abogado pero me servirá para empezar.

Ayudar a mi papá era mi prioridad en estos momentos, conseguiría algo de dinero trabajando el día enteró de ser necesario, también tengo que pagar el alquiler y los servicios que estaban próximos a cortarse.

Aunque trabajé lo suficiente en la cocecha de algodón junto a mi papá el ya no podía cargar con el trabajo, la lesión de su pierna por una accidente con la máquina cortadora lo había dejado inestable y ganaba muy poco.

Afortunadamente en mis tiempos libres de la escuela podía ir y ayudarle hasta que el no pudo trabajar más y tuve que trabajar por los tres.

Mi padre era un alfa que siempre vivió con despreció a su propia familia y su dinero solo lo compartía en la calle, jugando o haciendo cualquier cosa menos ayudar.
Era tanto su despreció hacía nosotros que mató a mi hermana menor cuando se negó a casarse con un millonario desconocido.

Pero no siempre fue así, mi padre tenía dinero más joven, muchos autos y era una buena persona para tener tantos lujos, la situación de mi papá era diferente, había nacido y crecido en el campo hasta que quedo maravillado por la ciudad, aquí conoció a mi padre y nos tuvieron a mi hermana y a mi. Luego eso se marchito cuando la familia de mi padre se enteró que su hijo había embarazado a un omega fuera del matrimonio y decidieron cortar con su riqueza.

Fue erróneo pensar que el amor lo salvaría todo. Que se podía vivir solo de amor.

Padre quien nunca estuvo acostumbrado al trabajo duro, a ganarse la vida con sus propias manos y por sus propios méritos desarrollo un odio por su actual vivir, incluso hacia nosotros.

Pasamos muy malos años de peleas constantes, los buenos momentos eran escasos y casi nunca había felicidad en nuestro hogar.

La muerte de mi hermana fue lo peor de todo, papá y yo nunca pudimos levantarnos después de ello, aunque la vida siguió siempre había ese tono de reproché y en un mundo donde la palabra de un omega era basura al lado de un Alfa con apellido la justicia nunca existió para nosotros.

— Lamento escuchar eso Eve, ¿pero acaso estás pasando por una mala situación? Sabes que conozco a tu papá y siempre pueden tener mi apoyo.

La señora Jadar extendió su mano sobre mi pierna y me brindó una sonrisa cálida.

Las palabras se habian atascado en mi garganta siendo reemplazadas por las lágrimas.

— Señora Jadar yo.... Necesito el dinero o— mi cabeza bajo — Mi papá se queda en la carcel...— levanté el rostro y tome su mano.

— Ayúdeme por favor.

La señora Jadar me miró con asombro pero luego apretó mis manos en señal de apoyo antes de abrazarme.

— Claro que si, ¿lo que necesitas es dinero verdad?— asenti lentamente cuando nos separamos.

— Bien, te daré todo el dinero que necesites.

Mis ojos y mi rostro se quedaron estáticos por un segundo, las lágrimas habían cesado pero la expresión de confusión se extendió por todo mi rostro.

— Te prestaré el dinero, pero a cambio necesito que hagas una cosa por mi.— Tomo de nuevo mi mano.

— Mira mi hijo y mi yerno quieren tener un hijo, pero desgraciadamente mi yerno ya no puede.

Susurré un lo lamento antes de que continuara.

— Por ello necesitamos a alguien que tenga a mi nieto. ¿Crees que puedas ayudarme con eso?— ojos oscuros como la noche sonreían como si de un ensueño se tratasen.

— ¿Usted me está pidiendo que...? — mis sentidos retrocedieron ante sus palabras.

— Oh no, solo vas a prestarnos tu vientre para que mi nieto nazca.

Sentí como me faltó el aliento en segundos antes de que saliera en un susurro.

— No puedo hacer eso señora.

Para aquel segundo su rostro se volvió serio por completo.

— ¿Acaso no necesitas el dinero muchacho?— se aparto fríamente.

— Si señora, pero no puedo hacer algo así.

Su mirada rodó por toda la sala de estar y volvió a caer sobre mi.

— Bien, si no necesitas mi ayuda te traere tu liquidación.

Se levantó de su asiento rumbo escaleras arriba.

Era una información difícil de procesar, quizás me tomaría un año de trabajo entero reunir lo restante, la liquidación no sería suficiente.

— ¡Señora Jadar espere!— tome su mano antes de que pudiera subir.



— ¿Que quieres para cenar, si quieres tu decides? —Ojos sonrientes me miraban asintiendo cómodamente entre mis brazos.

— amor, ¿Podríamos ir al lago un día de estos? Me gustaría llevar a nuestro bebé también.

Sonreí a medias tratando de ser reconfortante ante su mirada entusiasta.

— Espero conocerlo pronto ¿Tu madre no te dijo quien sería la persona?— Andre se recostó ante mis brazos sentado en mi regazo.

— No de hecho, supongo que debemos esperar.

El timbre de mi celular interumpio la conversación.

— Bueno.

— Hazad, hijo querido tengo maravillosas noticias, ¿Andre está contigo? ¿Que dijo acepto?— mamá grito al otro lado.

— Si así es, ¿estamos en la empresa que pasa?.

— Vengan al hospital, el doctor los está esperando para hacer el procedimiento.

Fue difícil reaccionar cuando fijé la mirada sobre la expresión sonriente de Andre.

— Está bien, vamos en camino.

Las horas pasaron rápidamente, cuando llegamos el doctor de mi madre nos hizo entrar en habitación diferentes a los dos, nos explicaron el procedimiento y según el doctor al parecer se había equivocado, los óvulos de Andre si podían concebir aunque no fuera en su propio vientre, eso me calmo un poco, sería nuestro hijo solo que un vientre diferente.

luego todo ocurrió.

Aunque habíamos pasado varias horas en el hospital que me parecieron eternas no había rastro de mi madre y de aquella persona que se sometió al procedimiento.

— Relájate cariño, todo estará bien. Imagina que al fin podremos tener a nuestro bebé Hazad.

Andre siempre tenía una gran habilidad para calmar mis demonios internos, no importa cuan difícil fuera la situación, siempre tuvo la fortuna de calmarme.

El tintineo del reloj parecía atormentar mi cabeza, este seguía corriendo y las personas en el hospital solo pasaban de un lado a otro ignorando nuestra presencia.

— ¡Hijo querido! ¡Yerno querido! — hacía el pasillo contrario la voz de mi madre opaco el resto de sonidos.

Andre y yo nos levantamos para recibirla.

— ¿Y bien suegra querida? ¿Por fin tendremos a nuestro hijo?— observé de nuevo a Andre y tomo mi mano sonriendo.

— Claro que si querido, ya está realizado el procedimiento, mi nieto está creciendo sano y salvo. ¡Eve cariño ven aquí!— una persona salió de la habitación continúa y atravesó el pasillo hasta nuestro frente.

Ojos tenues y cuerpo delgado conectaron con los presentes, sus manos sosteniendo su vientre mientras caminaba lentamente.

Era como si el tiempo se hubiese detenido.







°Capitulo 3°

— No te preocupes por nada más Eve haremos todo lo posible por sacar a tu padre de la cárcel....

Las palabras del señor Andre se sentían ajenas en este momento, mi mente se sostenía sobre una fina tela que se había quedado en el hospital desde las palabras del doctor.

"El procedimiento fue un éxito Eve, estás embarazado"

Aún sostenía mi vientre entre las manos, aún cuando solo podía observar como los árboles pasaban entre una larga carretera.

Las palabras se habian quedado atoradas en mi garganta, por un momento las lágrimas parecían no ser suficiente para describir tantas emociones.

¿Que haría yo con un bebé? Demasiadas cosas estaban pasando en este momento. Muchas por procesar y otras que simplemente preferí ignorar.

El señor Andre me había sugerido ir a una tienda de ropa para bebes y ropa de embarazo, yo solo asentia sin decir palabra. Había sido amable, de las personas más amables que había conocido hasta el momento.
Por otro lado el señor Hazad, la persona que me había encontrado en la entrada no pronunció palabras en todo el viaje.

Parecía enojado por alguna razón.

Baje la mirada y observé mi vientre aún plano tratando de sentir algo.

— También de ahora en adelante vivirás con nosotros ¿Está bien? Uno de nuestros hombres ira por tus pertenencias.

Ajuste mi mandíbula en una fina línea, no quería vivir con personas extrañas, quiero trabajar para poder pagar las cuentas por pagar y visitar a papá constantemente.

No pienso renunciar a mi libertad.

El auto se detuvo frente a una gran tienda con todo tipo de cosas para bebes mis ojos recorrían todo el lugar con curiosidad.

Habían cosas muy lindas, de todos los colores y tamaños. Nunca había estado en un lugar así.

Por su lado los señores hablaban entre ellos y sonreían de vez en cuando aunque estaba un poco apartado de ellos podían sentir su felicidad, como las personas que trabajan en la tienda, quienes los felicitaban y sonreían en cada oportunidad.

El señor Andre sostenía muchas cosas diferentes y el señor Hazad solo miraba y le sonreía a su esposo con sonrisa cálida.

Una parte de mi sentía felicidad por ellos, se mostraban como una pareja realmente enamorada, y de alguna manera me alegraba poder aportar a su felicidad. Papá siempre había sido bondadoso, nos había enseñado a agradecer y ayudar a los demás sin esperar nada a cambio.

Todo lo que el señor Andre elegía el señor Hazad asentia y los demás empacaban en envoltura de cartón.

Me distancie de ellos cuando algo llamo mi atención.

Unos pequeños botines que parecían tejidos a mano, color turquesa en una pequeña caja me hicieron acercarme a la vitrina.
Eran preciosos, por un momento la imagen de un pequeño bebé usandolos paso por mi cabeza y sonreí inconsciente.
Detuve las lágrimas cuando estás quisieron caer.

Está vez no pasaria, quizas algún día podría darle un regalo al bebé. Cuando pudiera conseguir algo de dinero.

— Oh Eve ahí estás, pensamos que te habías perdido ¿Nos vamos? — el señor Andre tomo de mi brazo y me fijé en las bolsas que cargaba ante sus brazos, me preguntaba como podía cargar tantas cosas.
Pero ignore los demás pensamientos tratando de sonreír y salí del lugar a su lado.

— Compramos un montón de cosas para el bebé, deberías verlas cuando lleguemos a casa. También compramos muchas cosas que necesitaras tú también.

Lo mire con ojos perplejos.

— No tenía que hacer eso señor.— Mis mejillas ardian de vergüenza.

Me incomodaba el que personas desconocidas ahora estaban comprando cosas para mí.

— No te preocupes. Todo sea por ti y nuestro bebé que es lo más importante.

Asentí con una media sonrisa.

— ¿El señor Hazad no piensa venir?— habíamos subido al auto mientras que el señor Andre ajustaba todos los paquetes a mi lado frunci el seño recordando que no estaba con nosotros.

— Debe estar pagando todo, ¡Ah mira ya viene! — En segundos el señor entro al auto en el puesto del conductor colocando más bolsas sobre las demás a mi lado.

No antes sin darme una mirada sería.
Era una persona bastante seria con los demás al parecer, incluso con la señora Jadar, ya que su expresión era diferente cuando estaba con su esposo, algo sumamente asombroso.

El señor Andre se sentó a su lado y partimos rumbo a la que sería mi nueva ¿casa? ¿Podría hablar después con la señora Jadar sobre aquello?.

Me recoste sobre el asiento y cerré los ojos por un momento, el sueño me estaba venciendo, pero algo brillante pegaba sobre mi rostro gracias al reflejo del sol que entraba por la ventana.

Observé a mi costado y el extremo de algo translúcido pegaba contra el sol, lo que hacía que reflejara en toda la cara.

Con cuidado retire el extremo del empaque y entonces la pequeña caja de la estantería brillo ante mis ojos.

Era la pequeña caja de los botines turquesa que había visto en la vitrina.

¿Cómo? Si el señor Andre estaba a mi lado y salió de la tienda conmigo.

Mi mirada por instinto corrió hasta el asiento del señor Hazad pero el estaba concentrado en el camino, que no noto mi presencia sobre este.
Volví a recostarme contra el asiento y suspiré cuando el sueño por fin se adueñó de mi.

Desperté cuando sentí que el auto se había detenido y en efecto, observé tras la ventana estábamos al frente de la mansión de la señora Jadar.

con ojos perezosos salí del auto.

— Subiré todo esto y hablare con mi querido suegro ¿está bien? — Aparte la mirada frente al beso que le proporciono el señor Andre al señor Hazad, aún me incomodaban las muestras de afecto de las parejas en público.

Cuando esté desaparecio con las bolsas sobre sus brazos un silencio incomodo lleno el espacio.

Pronto una mano firme me tomo del brazo en sorpresa y gemi de dolor.

— ¿Cuánto te pago mi madre para que te prestaras a tal locura, eh? ¡Dime! — exigió el señor Hazad ejerciendo presión sobre mis brazo.

Solloce tratando de zafarme pero era inútil su agarre era más fuerte.

Busque con la mirada pero estábamos en frente de su mansión y los hombres de la familia solo miraban la escena inertes sosteniendo sus armas.

— ¡No te soltaré hasta que me digas cuánto quieres para terminar esta ridiculez y que salgas de nuestras vidas! — un destello rojo paso por sus ojos grises, a este paso terminaría llorando si continúa, había escuchado que la fuerza de un Alfa era capaz de levantar aviones de un solo golpe.
La fuerza de mi padre nunca fue así, no aún cuando nos golpeaba.

— ¡por favor suelteme! — suplique pero aquello solo parecía enojarlo más.

— ¡Necesitaba el dinero! ¡Enserio que lo necesito por favor! — ante lo último su agarre pareció ceder y me soltó.
Una gran marca morada se extendió por mi brazo.

¿Acaso quería romperme el brazo?

Con pasos furiosos no supe distinguir cuando se metió al auto y desapareció en el auto.

Trate de cubrir el brazo con mi suéter como pude.

En la mansión las personas me recibieron como un saludo, como si supieran quien era.
Trate de sonreírles de vuelta.

No había rastro del señor Andre por ningún lado y la casa se sentía demasiado silenciosa.

¿Era así siempre?

Visualize a la señora Jadar tomando te al otro lado del salón y corrí hasta ella.

— Oh Eve querido ¿como les fue?— murmure un bien, antes de sentarme a su lado cuando me lo propuse y me prepare mentalmente para decirle.

— Señora Jadar muchas gracias por todo.— tome sus manos en señal de agradecimiento pero al instante mi suéter se subió y el morado quedó a la vista.

— ¿Hijo que te paso? ¿Quien lo hizo? — dijo en tono firme y asustado.

— No es nada no se preocupe.

— ¿Fue Hazad verdad? — iba a decir algo pero callé cuando su cara mostraba molestia.— Hablare luego con ese insensato no te preocupes querido.

— Señora Jadar estoy bien enserio. Estoy muy agradecido pero... ¿Es verdad que tengo que vivir aquí? Porque, digo siempre he podido cuidarme solo. Puedo venir cuando gusten, tampoco pienso escapar.
Pero necesito estar cerca de mi papá... necesito verlo.

La señora Jadar me observó un momento y sonrío — Eve esto lo hago por mi nieto, el bebé que llevas en tu vientre será el próximo heredero del grupo Jadar. No puedes andar como si nada con tanta responsabilidad, verás a tu padre mañana no te preocupes.

— Pero señora...— me detuvo.

— Luego de que nazca mi nieto podrás volver a tu casa e ir donde quieras, hasta entonces deberás quedarte aquí. No te faltará nada.

— Pero .....— Susurre.

— Anda, tus cosas llegaron hace unos momentos ve a instalarte en tu nueva habitación y descansa, te hace falta.

Llegó hasta a mí y me abrazo.

Asentí sin decir palabras y subí a la que sería mi habítacion.

Era bastante espaciosa y amplia, como toda esta casa, mire mis maletas sobre la cama las hice a un lado para poder sentarme en esta.
Había que empezar a sacar todo, pero yo no lo haria. Por alguna razón esto ya no me parecía tan buena idea.

Abrí mis ojos tratando de conciliar el sueño, pase la tarde en mi habitación hasta que llegó la noche y me prepare para dormir, las señoras de la mansión me habían alimentado con varios platos diferentes y estaba demasiado hambriento, cosa que antes no me pasaba y sabía la razon.

Tenía que acostumbrarme, el señor Andre también comió a mi lado y hablo de muchas cosas sobre el, sobre el bebé y lo feliz que estaba. Yo solo escuchaba todo lo que decía y sonreía de vez en cuando.

Aún así no podia dormir, me sentía intranquilo de un momento a otro.

Pensaba en muchas cosas pero nada me tranquilizaba, pase las manos por mi vientre tratando de calmarme.

— Todo está bien bebé tranquilo.

Sentía que no estaba funcionando, algo me faltaba y me hacía sentir intranquilo. Mis instintos Omega captaron un olor y pronto unos pasos siguieron de largo en el pasillo.

Salí de la cama y luego de la habitación siguiendo el olor de un perfume varonil caro.

La puerta de la habitación continúa estaba abierta y el señor Hazad estaba de espaldas quitando su corbata.

El olor de aquella fragancia se hacía más presente y me llene de vergüenza.

— Se que estás ahí ¿que quieres? — me tense cuando escuché su voz pero enseguida entre. No había rastro del señor Andre.

— Yo, lo siento por espiar. Solo quería pedirle un favor.

Sentía mis pómulos explotar al color rojo vivo.

— ¿Que necesitas? — tiro la cortaba cerca y guarde el impulso de tomarla.

— podría..... ¿Podría prestarme una camisa suya?— la vergüenza que sentía era asfixiante cuando su ceja se enarco.

— Lo siento yo solo, por favor.
El bebé está intranquilo.

Fue la mejor escusa que pude poner a la incontrolable necesidad de su olor.

— esta bien.

Sin decir más me pasó una camisa color azul cielo y la tomé enseguida entre mis manos.

— Perdón por lo que hice hoy.
Asentí mirándole antes de salir.

Las piernas me temblaban cuando llegue a mi habitación con el corazón latiendo desesperado.

Observé la camisa sobre mis manos y la sostuve contra mi nariz.

Olía a el, aquel aroma varonil de fragancia fina y algo más.
Pronto sentí como mi pulso volvía a la normalidad y empezaba a relajarme de nuevo.

Esa noche me dormí abrazando esa camisa color azul cielo.









°Capitulo 4°

Lo que hace unos días era mi habitación, había dejado de parecerlo hace unas semanas.

Había hecho un desastre sobre la cama, llena de prendas de una persona que no tendrian que estar ahí, si no fuera por ese sentimiento de desprotección que era insaciable en las noches.

Mi vergüenza era tanta, pero no más que el estar embarazado y necesitar estar al lado del padre de mi hijo. Era algo bastante retorcido qué aun no lograba entender, cada vez que tenía que escabullirme por la habítacion del señor Hazad parecía que tuviera que actuar como un ladrón y eso me generaba malestar.

Mis hormonas también estaban sufriendo un cambio notable en su olor, eran más dulces que de costumbre.

Había escuchado una vez, compañeros de mi papá en su trabajando hablando sobre ellos y sus hijos.

Se supone que entre más potentes sean los genes del padre, más fuerte serán los cambios para el Omega.

Pero no entendía si era que los genes del señor Andre eran más débiles que los míos, ya que él tenía posición y venía de una familia también de elite.
Era abrumador el saber que aunque solo habían pasado unas semanas en esta casa, era como si tuviera un mes en embarazo.

Lo único que podía hacer era acompañar el té y deambular por la cocina y el jardín con el personal amable de esta casa o el señor Andre cuando estaba en ella.

Mirar a lo lejos me recordaba que hace mucho tiempo no salgo de esta casa y todos los días me dolía pensar en mi papá, pero debía hacerlo si quería que recuperará su libertad.

Aunque yo perdiera la mía.

— Buen día señora Jadar.

— Buen día querido. Ven siéntate aquí, ¿Cómo amaneciste hoy?— el señor Jadar a su lado sonreía con bastante simpatía como siempre.

En estos días había conocido al esposo de la señora Jadar, era una persona muy agradable, siempre me hacía sentir tranquilo como si estuviera en casa. Pero aún así parecia un preso en una prisión confortable.

— Bien, gracias por preguntar señora Jadar. Quería preguntarle si era posible salir, quiero ver a mi papá por favor.

La noche anterior había tenido un sueño dónde el estaba en el hospital y pedía mi ayuda, necesitaba ir algo me decía que el no estaba bien, me desperaba el que los hombres de la mansión no me dejaban pasar más allá de la puerta tampoco.

— Claro, lo verás. Pero aún no querido. Me temo que el doctor dijo que no podías tener emociones fuertes por el momento ¿recuerdas?— me tendió su mano pero está vez no la tomé.

— Entiendo pero, necesito ver a mi padre por favor se lo suplico, me necesita ¡Lo siento en mi pecho!.

Me levanté del asiento, mirándole directamente.

— No puedes querido, entiendo tu insistencia.

— ¡Necesito saber cómo está, es la única persona que me queda! —las lágrimas caían sin poder contenerlas.
Había llegado a un punto dónde no podía controlar mis emociones.

— Ya dije que no se puede querido, vuelve a tu habitación vamos.

Me solté de su agarre mire hacía el señor Jadar pero este se habia ido antes de escucharme hablar.

— ¿Que está sucediendo? — el señor Andre venía escaleras abajo y hablé caminando hacia el.

— Señor Andre por favor, necesito ver a mi papá dejeme ir a verle.

El señor Andre miro hacía la señora Jadar.

— Eve, el doctor dijo que no es posible necesitas calmarte.

— ¡No pueden tenerme encerrado aquí!.— levanté la voz ante los presentes, haciendo rumbo hacia la salida de la mansión.

A lo lejos divisé un grupo de personas hablando entre ellos en la entrada y luego al señor Hazad, era claro que estaba por irse, el podía llevarme.

Corrí por la llanura atravezando la larga entrada, mi corazón latia desesperado.

Las personas se dispersaron y el señor Hazad se dió la vuelta. Aún no me había visto.

— ¡Señor Hazad! — llegué a su lado en el momento que pude hablarle.

— ¿Que ha pasado? Cálmate.— me miró tratando de recuperar la respiración.

— Necesito ver a mi padre, ¡se que me necesita! Mi corazón me lo pide, pero la señora Jadar y el señor Andre.... no quieren dejarme verle...— hablé pausado y sin aliento.

El aire me faltaba y empezaba a ver pequeños puntos negros en mi visión.

— Hey — unas manos fuertes me sostuvieron de la cintura antes de caer.

Había perdido el equilibrio. Enseguida una ola de feromonas estalló a mi alrededor y bañaron mi cuerpo por completo.

Los minutos parecían eternos en aquella posición en la que era sostenido por sus fuertes brazos. Las feromonas habían logrado tranquilizarme lo suficiente para levantar la mirada y encontrarme esos ojos grises mirándome a centímetros de mi rostro acompañados de mandíbula firme, creía sentir su barba sobre mi rostro pero eso nunca pasó.

Sus manos se retiraron lentamente y recupere la estabilidad gracias a sus feromonas que seguian picando sobre mis lágrimas.

— Vamos, te llevaré.

Asentí rápidamente y limpie mis lágrimas antes de seguirle el paso detrás.



Seguí a la enfermera antes de entrar a la habitación de mi padre.

— Papa, ya estoy aquí.

Cuando llegamos a la cárcel, en esta nos dijieron que mi padre había tenido un problema cardíaco y lo habían llevado al hospital hace unos días. Aquellos en lo que no pude ir a verlo, el remordimiento empezaba a comerme, debí haber buscado la manera de escapar.

— Eve ¿que haces aquí?— sonreí entre lágrimas acercándome a su lado.

— Vine a verte papá, perdóname por no haber podido verte.— besé sus manos muchas veces, pero su rostro seguía neutro.

—Vete, no quiero verte.

Lo mire sin entender cuando retiro sus manos.

— ¿Que estás diciendo papá? ¿Porque? — suplique a lo que hablo fríamente.

—¿Es cierto que ahora vives en una mansión de personas adineradas? Yo no te crié así Eve, nunca quise que te vendieras de esa manera. Te dije que estaría bien.

Sus ojos tristes lloraron apartando la mirada.

— Papá, no es así. ¿Quien te dijo algo así? Yo... — trate de acercarme a su cama pero se aparto.

—Vete, no quiero verte.

Intente hacer que me escuchará, hasta que una enfermera entro y el pidió que me sacarán de alli.

Me sostuve del muro continuo a la puerta, sollozando con las pocas fuerzas que me quedaban, la única persona en el mundo que me quedaba, no quería verme, pero en el fondo lo entendía. No había venido a verle y le estaba mintiendo.

¿Como podría decirle que tengo en mi vientre el hijo de otras personas?

Todo por dinero.

Cai sobre mis rodillas antes de que todo se nublara y las voces de las personas gritando a mi alrededor se silenciaran.


— Tranquilo estaras bien.

Ojos oscuros bajo gafas me observaban desde arriba.

— ¿Dónde estoy? Mi papá tengo que decirle..—trate de levantarme pero una mano sobre mi hombro me detuvo.

— tranquilo, todo está muy bien. Necesito que te relajes mientras te reviso.

Me quedé quieto sobre la cama de hospital mientras sentía un líquido frío deslizarse sobre mi estómago, a medida que la mujer que parecia ser doctora ejercía presión con algún instrumento.

A lo lejos la sombra del señor Hazad estaba detrás de la puerta entre abierta observandome con curiosidad.

Quería decirle que se acercara, pero por otro lado recordé las palabras hirientes de mi papá y el aire escapó de mis pulmones. El nudo aún seguía en mi garganta y se que si hablaría solo saldrían sollozos de mi parte.

— En un momento escucharás sus latidos y sabras que todo está bien, por lo general los bebés de alfas dominantes desarrollan partes más rápido que un bebé de un alfa común.
Es normal que te emociones por las hormonas y estés más sensible.

El artefacto se movió por todo mi vientre hasta detenerse en un lugar, a un costado una máquina empezó a emitir el sonido de una pulsacion constante por toda la habitación.

Era un sonido tenue pero constante, algo creciendo en mi pecho estalló cuando lo movió un poco y el sonido se escuchó más claramente, el mundo de emociones había caído sobre mi de vuelta con las lágrimas.

Gire mi cabeza hacia la pantalla pero no podía formar una figura en ella.

Entonces recordé que el señor Hazad seguía y en la puerta, cuando le ví, el continuaba rígido en su posición son su mandíbula tensa, solo algo había cambiado y eran sus ojos que se habían vuelto cristalinos mirándome sin apartar la mirada.

Luego giro su rostro antes de dejar caer alguna lágrima y desapareció de la puerta.

°Capitulo 5°

Capitulo dedicado a las personitas lindas que comentan en cada capitulo y me animan a seguir trabajando este lindo proyecto, gracias<3


Mi cuerpo se movía levemente cuando desperté y note que estaba dentro del auto junto al señor Hazad.

No sé en qué momento me había llevado hasta aquí, pero era seguro que ahora con el a mi lado prefería no decir nada.

No había nada que decir realmente, el y yo nunca tuvimos un motivo para sostener una conversación más allá de su hijo que crece en mi vientre.

— ¿Esta bien? — fue el primero en hablar, su mirada fija en la carretera. Seguia siendo serio como siempre.

Le mire por el rabillo del ojo, intentando encontrar las palabras adecuadas.

— No se preocupe, el bebé está en buen estado.

Susurré con voz ronca después de haber dormido la mitad del caminó.

No sé hablo más hasta que llegamos de nuevo a la mansión, el a mi lado pero sin perder la distancia.

— ¡Hazad que ha pasado!— el señor Andre llegó a nosotros a paso rapido seguido de la señora Jadar.

— ¿Ustedes sabían que su padre estaba en el hospital? — El señor Hazad se hizo a mi lado mirando de forma áspera a las dos personas.

— No lo sabíamos hasta esta mañana que más podríamos hacer. No podíamos darle emociones fuertes a Eve hijo..— mis hombros se tensaron ante las palabras de la señora Jadar.

— ¿Entonces no planeaban decírselo tampoco? — pregunto el señor Hazad a su esposo quien aparto la mirada.

Cómo si de dinamita se tratase algo se fundió dentro dentro de mi, una ligera desesperación se hizo presa de mi cuerpo entonces corrí.
Entre a la casa y subí la larga escalera como mi cuerpo lo permitió.

Cuando llegue a la habitación no perdí el tiempo y empecé a empacar las pocas cosas que realmente me pertenecían.

Había pensado demasiado y lo suficiente para darme cuenta de que esto fue un error que nunca debió pasar, me estaba costando sobre llevar algo así más de lo que imaginé. Una parte de mi se dividía en reproché mientras la otra me pedía pensarlo mejor.

Pero no era algo que pudiera controlar cuando mi cuerpo se movía por si mismo, aunque no supiera lo que estaba haciendo.

Baje las escaleras con las dos maletas a mi lado, sosteniendome y tratando de no caer en el intento.

— ¿Tu que estás haciendo? — El señor Andre quien me vio venir se paró frente a mi deteniendo mis pasos.

— ¿A dónde llevas eso chico? — las demás personas se acercaron a paso apresurado.

— Lo lamento, no puedo hacer más esto. Es suficiente para mi.

Tome las maletas firme antes las incipientes lágrimas en el rostro del señor Andre.

— ¡Tu no puedes irte! ¡Llevas mi hijo en tu vientre ¿Aún no lo entiendes?! — el señor Andre me tomo de los antebrazos con rudeza. Una que antes no había visto.

— ¡Dejeme ir por favor!— me removía entre su agarre como si fuera a liberarme pronto.

— ¡Tu no puedes irte muchacho, tenemos un trato! — La señora Jadar grito entre los sollozos del señor Andre.

Los mire una vez antes de volver mi cara al señor Hazad que no parecia inmutarse.

— ¡¿Vas a dejar que se vaya?!— el señor Andre fulminó al señor Hazad.

Luego de unos segundos con un movimiento mecánico me soltó de los antebrazos y con una mirada salí por la puerta principal.

Camine entre los hombres armados esperando que me negaran la salida o incluso me apuntaran con sus armas pero eso nunca sucedió y abanone la mansión Jadar sin que nadie me detuviera.

Pensé que estos sentimientos libertad serían más gratificantes, pero de alguna manera con mis maletas al lado de mi cuerpo me sentia más solo que nunca.

Había perdido a mi hermana hace años, luego la muerte de mi padre se sintió esperanzadora aunque no tuviera que sentirlo así, después de todo era mi padre.

Pero el nunca represento una figura paterna en mi vida.

Luego mi papá en la carcel, aquel que ahora no deseaba verme, por supuesto que lo entendía.
Nunca me gustó mentirle, no a el.

Tendría que conseguir un trabajo para poder pagar el alquiler atrasado de nuestro hogar, con el bebé de otras personas en mi vientre.

¿Podría llegar a querer a este niño?

Me había acostumbrado a la sensación de los nuevos cambios en mi cuerpo, pero sin duda, si quería volver a mi vida anterior todo sería más complicado con este bebé.
Nos ha costado mucho tener lo poco que logramos conseguir y no quisiera que este bebé tuviera que pasar por tantos problemas a mi lado.

Visualize a lo lejos la bahía del parque, había caminado lo suficiente como para llegar a la zona de embarque. Seguramente no me encontrarían si desaparecía en algun barco.

Una pareja alegre se acercaba sosteniendo una pequeña que reía con felicidad.

Si decidía irme en un barco y terminar con la vida de ese pequeño, ¿me arrepentiria después de escuchar sus latidos? ¿De sentirle empezar a moverse dentro de mi? ¿Poder renunciar a todo y volver a iniciar, como si esto nunca hubiera sucedido? Las dudas solo me llenaban de inseguridad, aquella que caló entre mis huesos y se quedó al lado de mi corazón.

Abracé mi cuerpo mientras caminaba entre las personas.
Había empezado a caer la tarde y pronto oscureceria, me quedaría unos momentos y volvería a mi hogar.
Quizás mañana las olas del mar no serían tan fuertes y podrían reconfortarme.

El asiento estaba frío, ajuste mi abrigo tratando de darme calor.
Poco a poco las personas desaparecian continuando con su rumbo y todo se volvía silencioso a mi alrededor, el ruido del mar frente a mi era el único que seguía conmigo.

— Lo siento.

Murmuré con las manos sobre mi vientre, pronto esté crecería si no soy lo suficientemente fuerte para tomar una decisión y todo seria más difícil.

Aunque el viento se llevará mis lágrimas estás pertenecían y me recliné escondiendo mi rostro entre mis brazos.

— Dios dame una señal, ¿Que debo hacer? — atravez del frío la sensación de inseguridad se volvía más fuerte.

— Quizás lo que necesita es dejarse sostener.

Una voz grave susurro a mi lado y observé con prisa.

— ¿No sabe que el frío de este lugar es malo para las personas embarazadas?— el señor Hazad ajusto su traje antes de sentarse a mi lado.

— ¿Que hace aquí?— aparte la mirada acomodándome mejor en el asiento.

— Solo pase, entonces ví una persona que lleva un bebé en su vientre soportando el frío de la tarde.— su tono de reproché característico no me tomo por sorpresa.

— Usted no debería estar aquí.

— Usted tampoco debería estar aquí. — replicó.

Bufé en respuesta, lo último que necesitaba era una persona narcisista sobre mi.

— Bueno, quizás no pero ¿No es ese mi problema? —trate de no sonar tan a la defensiva pero su silencio me lo confirmó.

— Lo siento, es solo que.... Mi vida siempre ha sido muy difícil y ahora siento que está llevándome.— mi mirada cayó antes de que pudiera decir algo más.

— Lo entiendo.

Lo mire incrédulo — Agradezco su amabilidad pero usted no puede entenderlo, probablemente usted nunca tubo que pasar lo que mi papá y yo pasamos.

Su mirada seguía al frente pero seguía escuchando.

— No siempre tuvimos dinero en nuestra familia.— susrro y volví a mirarle pero este seguía ignorando.

— también tuvimos tiempos difíciles, pero de alguna manera se superó, ahora solo debería entender que no todo está perdido.

Se cayó un momento antes de mirarme de nuevo.

— El hecho de que lo apoyé en su decisión no significa que deje de importarme el bebé.

Una sensación se instalo entre nosotros y mis feromonas se volvieron inestables. Algo estaba pasandome.

— Si, yo... Le digo que quiero abortar....¿usted me apoyaría?— mi voz salió tenue ante la sensación de intranquilidad volviendo a mi sistema.

Mi cuerpo empezaba a transpirar y el corazón parecía aumentar su ritmo, me estaba mareando.

Antes de reaccionar me acerque al señor Hazad ante una intensiva necesidad y lo abracé sin pensar.
Este se tenso de inmediato.

— Perdón ...¿puede quedarse así?— no sabía si haría caso, pero me había lanzado sobre el como si de un koala se tratase ignorando mi sentido común y el caliente de mis mejillas.

Las feromonas restantes de su traje y su pecho al descubierto bajo la camisa abierta entraron a mi cuerpo ayudando a tranquilizarme.
Mi respiración se fue calmando poco a poco algo que el notó ya que le sentí más relajado en su cuerpo.

No sentí sus manos rodear mi cuerpo en algún momento, pero su cuerpo nunca se movió hasta que me sentí en paz y pude volver a la normalidad.

Estos ataques de inseguridad se hacían cada vez más frecuentes y más intensos, algo que me preocupaba notablemente.
No quería que pensará mal de mi.

Me separé rápido de su cuerpo y me recliné sobre el otro costado del asiento antes de escucharlo decir.

— No tengo el derecho de exigir sobre su cuerpo. Pero me gustaría que el bebé pudiera crecer, de ser a mi lado en lo posible.












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