DEL 15 AL 20
°Capitulo 16°
Al otro lado de la habitación las
personas bailaban por el salón con un ambiente muy animado.
Los asientos en los que estábamos eran
bastantes espaciosos pero no podía apartar los brazos cruzados sobre mi pecho,
de alguna manera me sentía incómodo por las miradas alrededor.
Incluso trataba de no mirar a nadie mientras
estuviera junto a la familia Jadar.
La señora Bahar hablaba con un hombre que
parecia ser su amigo de algún lugar y el joven Kemal hablaba con Ayse.
Por otro lado los señores Jadar estaban en otra mesa con conocidos.
— Escuché que remodelarán el viejo
museo.— el acompañante de la señora Bahar hablo a nosotros.
— ¿Enserio? ¿Significa que no retiraran
el viejo campanario? — no pude evitar preguntar a lo que el señor rio en
respuesta y asintió.
— eso es una grata noticia, gracias por
la información.— trate de ser lo más cordial posible.
— ¿Conoces el campanario?— al otro lado
el señor Hazad me miró.
— Si, solía ir allí de niño, ¿usted
también lo conoce?.— le mire a lo que enarco una ceja.
— Si, aunque pensé que nadie más lo
conocía.— sonrío.
Quería decir algo más pero ante la mirada
desaprobatoria del señor Andre preferí no decir nada más y mirar a la pista de
baile.
— ¿Acaso en este lugar no tienen otro
tipo de música? — La señora Bahar bufo a lo que su conocido levantó la mano y
le sonrió para después levantarse.
El camino hasta un lugar apartado y luego
de unos segundos una canción lenta empezó a sonar.
De nuevo la pista de baile estaba llena
de personas que bailaban al ritmo de la canción. Un joven de la mesa continúa
se acercó a Ayse y está sonrío con alegría para perderse en la pista de baile.
— Yusuf tu cómo siempre tan cordial
querido.— la señora Bahar se levantó tendiendose en sus brazos.
Podía sentir el conjunto de miradas sobre
mi lo que hacían ponerme incómodo.
— Vamos a bailar amor.
Gire en dirección a la voz y el señor
Andre tomo la mano de su esposo mirándome de manera extraña.
Incluso mientras ellos bailaban las
miradas del señor Andre eran persistentes sobre mi.
¿Le había hecho algo? Era evidente que
estaba más que enojado, no habia dejado de mirarme en toda la velada, eso me
hizo sentir un nudo en el estómago.
Sabía que el joven Kemal no podía leer la
tensión a causa de su brillante sonrisa, los dos estábamos solos en aquella
mesa separados por unos milímetros de distancia.
— Angel, ¿Te gustaría bailar? — su voz
melódica me tomo desprevenido.
Le mire de nuevo a sus ojos claros y
negué lentamente. Nunca en mi vida había bailado, ahora estaba nervioso y no
quería cometer un accidente del que luego me arrepentiría, su rostro se
desánimo en segundos pero trato de ocultarlo.
— No por el momento joven Kemal gracias.
Volví a reclinarme sobre el asiento
mientras el asintió.
Los minutos se hacían eternos hasta que
la canción termino. Las parejas volvieron a la mesa hasta que pasó la siguiente
canción.
— Eve, ¿bailarias conmigo?— una mano
volvió en mi campo de visión.
El señor Yusuf tomo mi mano y sin que
pudiera negarme me llevo a la pista de baile.
— Pero... Yo no sé bailar señor... Yo no
puedo.— trate de zafarme de su agarre pero volvió a insistir.
— Vamos, no me digas un no por respuesta,
voy a enseñarte.
Así lo hizo, trate de seguir sus pasos
lentos mientras que el hablaba haciéndome sentir menos nervioso, viendo como el
joven Kemal al parecer había vuelto a animarse bailando con su madre.
Bailamos al ritmo de la canción, con las
miradas de los demas, no pude ser más conciente del momento en que me solté y
en medio de un giró termine sobre los brazos del joven Kemal que sonreía de
nuevo.
Busque con la mirada al señor Yusuf pero este estaba muy cómodo riendo con la
señora Bahar.
— Perdón Angel no pude resistirme.
Su cuerpo estaba ajustado al mío teniendo
que tomarle de sus hombros para no caer cuando sus manos estaban en mi cintura.
— Joven Kemal....esto— cerré los ojos un
momento.
— Se que dijiste que solo amigos pero...
Voy a luchar por tu amor.— ahora sí volvía a estar nervioso.
— Joven Kemal pare por favor, yo no....—
trate de sonar lo menos grosero posible pero mi voz firme era diferente.
No podía darle esperanzas falsas a una
persona tan buena como el, el merecía a alguien que lo amara incondicional, no
una persona que no sabía lo que quería porque nunca tuvo opciones, incluso con
el secreto del bebé de otras personas en su vientre.
Este se separó y me miró.
— Quizás no ahora porque tengo que irme pero
cuando vuelva.— trate de hacer distancia entre los dos.
— Joven Kemal.....
La mano de alguien más se sobrepuso sobre
el brazo del joven Kemal.
— Kemal, ya casi es hora. Debemos irnos.
El señor Hazad estaba a nuestro lado de
la mano de su esposo y pronto llegó el resto de la familia para salir de aquel
lugar.
Abracé a mi cuerpo cuando nos separamos y
salí detrás de los demas, Ayse me junto a su lado.
— ¿Puedo saber que te pasa?— Camine
detras de Andre a paso rápido.
Ignorando mis palabras fue hasta la
repisa y sirvió licor de la botella.
No me gustaba su manera de beber
últimamente.
— Esa debería ser mi pregunta.
Se sentó en frente y le mire incrédulo.
Habíamos dejado a Kemal en el aeropuerto
después del encuentro y ahora estábamos aquí teniendo lo que parecía ser otra
discusión de tantas, desde el silencio incomodo en el auto.
— ¿De que estás hablando ahora?— pase una
mano por mi rostro repasando el día enteró.
— No me hagas ver como un estúpido Hazad,
¡Se cómo lo mirabas! ¡De hecho no dejaste de verlo en toda la noche!— frunci el
seño, aquí venía de nuevo como un bumerang.
— Andre, cálmate un momento.
— ¿Calmar quien? Si hoy descubro cosas de
mi marido que desconocía gracias a un completo extraño.
Tomo de su trago seguido de otro, trate
de alcanzarle pero era inútil, estaba claro que no me dejaría tomarlo.
— Si hablas sobre el campanario fue algo
espontáneo.
Este arqueó una ceja antes de dejar caer
una lágrima. Eso no por favor.
— Estás sintiendo algo por el Omega
¿verdad? O ¿porque querías que Kemal se fuera tan rápido? ¡Dime!— Andre se
acercó peligrosamente con el vaso en su mano.
— ¡Porque ese omega está embarazado de
nuestro hijo! ¡Es peligroso que Kemal se entere!— mi voz sonó más alta de lo
que pretendía antes de tomarle de los brazos.
— Andre.— hable con el enojo quemando
bajo mi piel. — Basta.
Le solté bruscamente aunque me arrepenti
al instante, pero ante su mirada de desinterés lo supe.
Esto aún no había terminado.
Salí dejandole a un lado con un
sentimiento doloroso en mi pecho, prefería alejarme aunque sentia morir por
dentro.
°Capitulo 17°
Hazad no había dormido a mi lado la noche
anterior.
No esperaba que lo hiciera, solo quería
respuestas, unas que el nunca me dió.
Por eso me encargaría de conseguirlas por
mis propios medios, gracias a Izma conseguí una cita con el doctor Cemal, el
era el doctor de la familia y el que hizo todo el procedimiento, por ende
tendría muchas cosas que explicarme.
— Andre, ¿Estás seguro de esto?— Izma
miró en dirección a la puerta color blanco antes de mirarme.
— Por supuesto.
Tome su mano y caminamos en dirección al
consultorio del doctor Cemal.
Una vez adentro este nos recibió como de
costumbre y sin una noción del verdadero motivo de mi visita.
— Señor Andre, ¿Dígame cuál es su
problema?— sin rechistar busque entre mi abrigo el sobre color plata que la
doctora me había dado.
— Explíqueme esto por favor.
El doctor Cemal observó el sobre
confundido antes de tomarlo.
— ¡Porque los demás doctores dicen que
para mí es imposible tener hijos de cualquier forma pero usted no!— con rabia
apreté el agarre de Izma sobre mi.
A este punto el nudo en mi garganta era
incontrolable, porque aunque ya sospechaba la verdad era imposible digerirla.
— Es una equivocacion, no se de dónde
salió esto señor Andre pero no es correcto.
Una expresión de indignación corrió por
mi rostro.
— ¿Sugiere que todos mentimos? ¡Solo
dígame la verdad malditasea!— rogue entre lágrimas a lo que Izma me abrazo de
lado.
— ¡Sabe que puedo hacer este hospital
hundirse, si no me dice la verdad! ¡¿Porque todos me mienten?! ¡Hablé!— me
levanté de mi asiento y tome del cuello al doctor.
— Andre, vamos cariño. Yo estoy contigo.—
Izma me detuvo antes de estampar mi puño en su cara, las lágrimas salían sin
parar, el odio creciendo en mi interior.
— Está bien señor, por favor.
El doctor hablo palidamente antes de
volver a tomar asiento.
— Está bien señor Andre, se lo contaré
todo.
Izma tomo mi mano entre las suyas.
— Es verdad lo que dicen estos exámenes
señor Andre. Usted no puede tener hijos.
Sus palabras quemaban al igual que una
llamarada de fuego ardiendo que solo sabía destruir todo a su paso.
— Tuve que guardar silencio, la señora
Jadar lo quizo así... Por favor no puedo perder mi trabajo....— solloce en
silencio pero estos salían sin que pudiera detenerlos.
— Entonces.....— busque entre las
palabras lo que más necesitaba saber.— ¿De quién es el bebé?— mi suegra sería
capaz hasta de comprar un óvulo ya no podía sorprenderme.
Una lágrima amarga cayó sobre el papel
arrugado entre mis manos.
— El bebé que está esperando su familia,
es del señor Hazad.... Y el señor Eve.
Mis ojos se cerraron por instinto antes
de que mi visión fuera borrosa por las lágrimas abundantes.
— Lo lamento.
Con ayuda de Izma me levanté. Solo
necesitaba salir de aquí.
— Te puedes quedar en mi casa si quieres.
Las palabras de Izma no lograban
tranquilizarme, absolutamente nada en estos momentos.
Miraba por la ventana el agua del mar
pegando sobre la bahía como si todo fuera un sueño del que necesitaba
despertar.
— Andre.— aparco el auto frente a su casa
y me observó.
Sentía que había llorado un año pero no
lo suficiente.
— Vamos.
Con ligereza su agarre sobre mi cuerpo era firme o caería porque mi alma había
abandonado mi cuerpo.
Me recoste sobre la amplía cama aún con
agua cristalina cayendo de mis ojos.
— Te traere un te. Ya regreso— a lo que
Izma salió por la puerta tome la almohada contra mi rostro gritando de
frustración, rabia, dolor, un sin fin de emociones incompletas.
Cada segundo se sentía peor que el
anterior con millones de dagas atravezando mi corazón.
— ¡Andre!— los golpes fuertes se
escuchaban detrás de la puerta.
Puse las manos sobre mis orejas opacando
cualquier ruido que desestibilizara aún más mi corazón.
— ¡Andre habré la puerta por favor!— la
voz de esa persona estaba llena de desesperación.
¿Acaso no entiende que nunca significa
nunca?
Los golpes no se detenían ¿Dónde estaba
Izma? Una gran Olá de odio se sembró en mi corazón y me levanté abriendo la
puerta del otro lado.
— Andre, ¿Estás bien? Izma me contó todo.
Lo separe de mi antes de que pudiera
acercarse.
— ¡Que haces tú aquí! ¡Lárgate, te dije
que nunca más nos volveríamos a ver!— sus ojos ámbar lloraron.
— ¡No puedes mantenerme lejos de tu
vida!— susurro y bajo la cabeza con lágrimas en sus ojos.
— ¡Yo siempre voy a preocuparme por ti!—
se acercó pero retrocedí — Si me alejé fue porque tú me lo pediste. Porque te
amaba y haría cualquier cosa por ti.
Las ganas de llorar se hicieron las
fuertes y me alejé de su presencia.
— ¡El amor de mi vida nunca fuiste ni
serás tú, mi esposo lo es! — el veneno salía de mis palabras.
—¡Yo te amo más de lo que el lo hace y lo
sabes! Aunque yo no sea feliz sin ti, me basta con verte feliz.— volví a
acercarme de nuevo hasta estampar mi mano sobre su rostro.
—¡No vuelvas a decir algo así! — grite
luego de que tomara mi brazo.
— ¡Acepta que soy el único que realmente
te ama Andre! ¡No guarde silencio ante Hazad si no fuera por ti!— negué mil
veces ante lo que decía.
— Pero tu no le amas tanto como dices...
solo quieres un hijo.... Te conozco lo suficiente como para saber que
aprovechas cada pelea para reclamarle por la perdida del bebé.
Los sollozos incrementan a medida que
negaba a todo lo que salía de su boca con dolor.
— Deja de autodestruirte más.
Su mano cálida se pasó por mi rostro pero
la aparte, no se sentía calida, porque no había y nunca habrá amor.
—Deja de hablar de mi bebé como si fuera
tuyo infeliz.— golpee su pecho con mis manos pero parecía ser inútil.
Hasta cuándo me dejaría en paz.
— ¿Acaso no lo es? A mí también me duele
pero solo piensas en ti y desde el accidente solo sabes buscar culpables. Solo
te estás matando.— la ira en mi cabeza parecia explotar.
— ¡Lárgate ahora mismo! ¡Yo nunca te ame!
¡Solo sal de mi vida de una vez por favor! — me apoye sobre su cuerpo antes de
sacarle de la habitación cayendo de rodillas sobre el suelo.
Mi vida se caía a pedazos trayendo
consigo mi matrimonio y mi felicidad, pero esa mujer era la responsable de
ello.
La luz de mi celular brillaba sobre la
alfombra con un sin fin de llamadas perdidas de Hazad en el.
°Capitulo 18°
No podía conciliar el sueño. Esta noche
se reducía estrechamente a las palabras del señor Andre después de haber
llegado de aquella reunión familiar hace unas horas.
Observé a Ayse entre la oscuridad
durmiendo profundamente en la cama a mi lado algo descubierta y me levanté con
cuidado a arroparle.
Sus palabras habían dolido, aunque el
tenía razón no sé porque salían las lágrimas de repente.
—¿Te divertiste?— el
señor Andre estaba frente a mi con los brazos sobre su pecho.
—Bueno, no es algo a lo que este acostumbrado pero creo que sí.— me encogí de hombros.
Este me estudio con su mirada antes de
hablar.
— Fuiste el centro de atención toda la noche, las miradas estaban sobre
ti.
Sabía que alguien más lo podía haber
notado cosa que me ponía aún más nervioso.
—La señora Bahar insistio, quize negarme a ir.— tartamudee evitando su
mirada.
— Era claro, pero
sabes.— sus brazos ahora estaban al costado de su cuerpo en una posición
tranquila. — No tienes porqué hacer esto....
Le mire sin comprender, pasó una mano por
su cabello.
—No quiero que pretendas ser parte de esta familia porque no lo eres.
Mucho menos que seas amigable con todos.
Su tono se había vuelto brusco pero su
rostro era calmado.
— Una vez nazca nuestro bebé todo esto terminara y tú volverás a tu
pueblo con tu gente. Tus ilusiones pronto terminaran.
Se levantó y arreglo su traje después de
darme una última mirada.
No pude decir nada.
Sabía que de un tiempo el señor Andre le
incomodaba mi presencia en esta casa, no había nada que decir porque él tenía
razón.
Yo no pertenezco a este lugar. Si estás
personas son bondadosas con nosotros es solo por el bebé que llevo en mi
vientre, eso era todo.
Apreté la manta entre mis manos
conteniendo las lágrimas que seguian rodando y volví a mi cama besando la
frente de Ayse.
La mansión Jadar estaba en más silencio
que de costumbre, después de la despedida la noche anterior del joven Kemal al
parecer todos habían vuelto a su vida de siempre, el señor Jadar se había ido
de viaje y no regresaría hasta terminar su trabajo en el exterior.
La señora Bahar había salido con el
hombre de la noche anterior, aquella persona había sido muy amable con la
familia por lo que podía ver, fue recibido con los brazos abiertos en la
mansión.
Extrañaba trabajar al lado de mi padre no
podía evitar sentirme inútil en un lugar donde solo me ordenaban descansar, el
bebé estaba cooperando y gracias a las feromonas que había recibido unos días
atrás podía sentirle sano... creciendo cada día mas.
aunque papa no estaba ahora tenia a Ayse a mi lado, era una felicidad demasiado
grata, solo debía buscar una manera de hablar sobre el embarazo con ellos dos
despues.
— Oh, calabaza come un poco mas— el
conejo sobre mis piernas parecía ser dócil a mi compañía. Lo había encontrado
pequeño y abandonado en uno de los arbustos del jardín por lo que no dude en
traerlo conmigo y la señora Jadar me había dejado conservarle.
— Hermano, ¿quieres otra granada? — gire
mi cabeza y asentí tomándola.
— ¿Parece que te agrada no es así?— la
señora Jadar me miró entre sus gafas sonriendo para continuar tejiendo un
abrigo para el bebé, lo había empezado a hacer últimamente.
— ¡Era mi fruta favorita! ¡Pero ahora
parece serlo más de mi hermano, a comido demasiadas está mañana! — Ayse
lloriqueo entre risas.
Seguida de nosotros dos que reímos por su
comentario, una parte de mi sentia el remordimiento por no decirle algo tan
importante como sobre el bebé a mi hermana pero debía ser paciente pronto no
podría ocultarlo y la verdad saldría a la luz.
— Eve, ¿Conoces alguien de nombre Yuzür?—
como si una roca hubiera caído sobre mi cuerpo me congelé.
— Esa fue la persona que hablo con tu
padre y le contó que ahora vívias con nosotros.
La señora Jadar frunció el seño
concentrada en lo que hacía y mire a Ayse que estaba igual que yo.
—Mmm, el es...— Ayse miró al suelo.
— El era mi prometido...— Susurré
despacio y la señora Jadar se detuvo en sus actos.
— ¿prometido? No nos dijiste que estabas
comprometido.
Una sensación de náuseas subió por mi
garganta.
— Ugh, era idea de mi padre antes del
accidente.... Esta persona pidio a mi padre mi mano en matrimonio pero yo no
quería ... No le amaba y el lo sabía, aún así seguía insistiendo.— si Yuzür
sabía dónde estaba viviendo actualmente y fue quien le dijo a mi papá esa
información era muy peligroso en todo los sentidos.
— Comprendo. Pero no te preocupes, estás
con nosotros y los protegeremos de todo.— la señora Jadar tomo nuestras manos
pero aún así no podía estar tranquilo.
Intente sonreírle de vuelta, ahora
tendríamos otra preocupación mas, si Yuzür se entera de mi embarazo temo que
pueda hacerle algo malo al bebé, su obsesión por mi no tiene límites.
Un escalofrío corrió mi cuerpo entero de
solo pensarlo.
— ¿Porque lo dejaste entrar Izma?—
intente arreglar mi rostro ante las lágrimas.
— No fue mi culpa, entro como si nada y
no pude detenerle.
Izma me tendió la taza de te y la tomé
sin rechistar.
— ¿Porque sigue rondandome? No entiende
que yo no le amo, nunca lo hice el único de amor de mi vida es y será Hazad.—
Mi voz tembló.— si llegara a perderle.... Podría morir... No lo sopotaria.
— ¿Entonces vas a decirle a Hazad?— Izma
hablo pero negué.
— Viví en engañado todo este tiempo Izma,
estoy seguro que Hazad también pero no puedo decirle nada, Hazad ama a ese bebé
y no dejaría solo a Eve con el. — tome un poco de te.— ¿Como puede hacerle eso
una madre a su hijo? es capaz de todo, cada vez odio esto.— la rabia dreno mi
sistema pero debía controlarme.
— ¿Entonces que piensas hacer?
Lo pensé un momento.
— Debo hablar con esa mujer, debe saber
que ya lo sé todo, pensaba hacerme criar el bebé de otro omega... — Izma
asíntio.
— Ese bebe no puede nacer Izma, Hazad no
puede tener un hijo con otra persona.— las lágrimas volvieron a salir de dolor.
— ¿Pero.. Andre? Ese bebé está creciendo
y cada día que pase lo hará más.
— Tu tienes que ayudarme, debemos
encontrar la manera de que eso no pase.
— No se si pueda ayudarte Andre. Recuerda
que tu padre madre llegará y debo atenderle por su condición, ¿Como podría
hacerlo?— la imagen
de mi madre en su silla llegó a mi cabeza pero pronto se disipó.
— Algo se nos ocurrira. Pero debes
ayudarme.— implore entre sus brazos sollozando cuando se levantó a abrazarme.
— No puedo imaginar a mi esposo con el
bebe de alguien más.... No puedo.— sus brazos me consolaron.
— Está bien, no llores más Andre. Me
parte el corazón verte llorar.— sus manos sobre mi rostro.
— Te ayudaré.— beso mi cabeza.
°Capitulo 19°
— Es una medicina muy potente, lo
suficiente para generarle un aborto.— la mujer nos enseñó el pequeño frasco.
— Esto... Generará ¿alguna complicación a
la madre? — la mujer nego.
— Solo debe estar muy seguro de lo que va
a hacer señor, una vez hecho no hay vuelta atrás.
Izma me miró.
— ¿Estás seguro Andre?— yo le devolví la
mirada.
— Por supuesto.
— Bien, empezaré a prepararla entonces.
Crucé la puerta esperando el regaño de
Hazad pero a cambio de esto recibí otra escena, una dónde mi suegra compartía
con la madre del que sería mi bebé.
Todos reían ajenos a la situación.
Un nudo se instalo en mi estómago y me
dirigí al estante para dejar mis pertenencias un momento.
— ¡Querido! Tan temprano en casa, ven
siéntate con nosotros.
Sonreí con ironía.
— De hecho necesito hablar con usted
suegra, a solas.— Eve recogió los platos y un pequeño conejo salto de su
regazo.
—Luego te buscaré Eve para hablar contigo
también.— sus ojos se congelaron un momento antes de murmurar un si.
Desaparecieron después de unos minutos.
— Entonces querido. ¿Que deseas hablar?—
su sonrisa hipócrita era lo que más me cabreaba del momento.
— No tiene que fingir más suegra. Ya lo
sé todo.
Rei pero su expresión era de confusión.
— ¿A que te refieres?— se hizo la
desentendida.
— No se haga, se perfectamente que usted
lo planeo todo. ¡Hablo con el doctor Cemal para que nos mintiera cuando el bebé
de ese chico es de el y mi esposo! — su cara se desfiguró a enojo.
— ¿Como te enteraste?— rei entre lágrimas
y su enfado aumento.
— No importa, usted mintió como
siempre¿Cómo puede tener el descaro de mentirle a su propia familia?— está
suspiro.
— Cálmate Andre, solo hice lo mejor para
todos, ustedes querían un hijo y yo solo lo cumplí.
—¡No! ¡Usted tomo la decisión por
nosotros deje de ser mentirosa y admita que solo lo hizo por este maldito
apellido!— me levanté y golpee la mesa.
— Solo salve su matrimonio, ¿Acaso no
querías un hijo para amarrar a mi hijo? El te hubiera dejado hace mucho tiempo
por eso.
— El me quería así, ¡fue yo quien le
insistí porque quería darle un hijo! A él nunca le importo que yo no pudiera
darle uno.— limpie mis lágrimas.— a usted no le importa nadie solo conseguir un
nieto no importa como. Pero lo sé todo y le diré a Hazad.
Está tomo de mi brazo con fuerza.
— Escuchame bien Andre. Más te vale no
abrir la boca, porque si Hazad se entera te dejará por irse con Eve, mi hijo
ama ese bebe, ¿Crees que el lo dejara? Más que nunca estará al lado de Eve y él
nunca saldrá de nuestras vidas. Así que no hagas nada estúpido.
Me salí de su agarre con furia.
— Este debe ser un secreto que quedará
entre nosotros y debe irse a la tumba con nosotros.
Me insistió a sentarme en frente.
— Querido, ese bebé es tuyo. Ante el
mundo tu eres su padre y puedes criarlo al lado de mi hijo... Cómo siempre
quisiste.
Cerré los ojos ante sus palabras, estaba
usando su chantaje emocional como siempre.
— Serán la familia que siempre quisieron.
Tape mi rostro con mis manos recordando
las palabras de Hazad.
"A mí no me importa si no podemos tener una
familia siempre y cuando tú estés a mi lado."
— No quiero ese niño.
Respiré hondo y volvió a sonreír.
— Estoy segura de que cuando lo veas y lo
tengas en tus brazos lo vas a amar como si fuera tuyo.
Se levantó tomando sus cosas y salió por
el portón del jardin. Dejándome ahí.
Con un sin fin de dudas y un corazón latiente.
— Pensé que estarías en el trabajo.
Hazad se sentó a mi lado y puso su mano
sobre mi pierna cruzada.
— Salí temprano, quería hablar contigo
perdóname por mi actitud últimamente.— puse mi mano sobre la suya y nego.
— Esto es nuevo para nosotros.
Lo interrumpi antes de que siguiera
hablando.
— Hazad, estaba pensando.... Si esto
nunca hubiera pasado.... ¿Me amarías sin importar que no pueda darte un
heredero?— el sonrío.
— Ya sabes la respuesta, siempre la has
sabido.
— Pero quiero escucharla de nuevo.
— Está bien, si. Te amaria sin importar
que.
Mi rostro se giró al frente.
— Pero tu familia quiere un heredero.
— pero yo tengo la última palabra.
Volví a mirarle.
— ¿Y si tuvieras... La oportunidad e
volver a tomar está decisión la tomarías? ¿Aceptarías que otra persona gestara
nuestro bebé?— rogue internamente su respuesta.
— No lo sé.— Silencio.
— Ya sabes que al principio no estaba muy
de acuerdo porque no me veía como un padre, pero ahora estoy viviendo esto tan
nuevo.... Tan diferente no lo sé.— sus dedos se incrustaron en mi mentón.
— Pero ahora... Tu eres el padre y yo
también... Todo es diferente pero muy agradable, no me disgusta en lo
absoluto.... ¿Que piensas tú?— no supe responder a su última oración así que
guarde el silencio.
Un golpe en la puerta llamo nuestra
atención.
— Disculpe. Señor Andre, ¿quería hablar
conmigo?— Eve paso con timidez ante la cercanía de nosotros dos.
—Los dejo para que hablen.— Hazad saludo
y paso a su lado tras la puerta, hasta que esté se sentó.
— Te ves bien, ¿que tal? Porque no
trabajas gestando el bebé de otras personas el dinero es bueno.
Su rostro Vaciló.
— Gracias por su preocupación pero no lo
necesito, tengo mis propios planes.
Arqueé una ceja. — ¿Ah si?
— Quiero ser abogado y ayudar a los
omegas inocentes que no tienen derechos en esta sociedad.
Me asombre por su seguridad al hablar.
Parecia decidido.
— Pero... ¿Sabes que se necesita dinero?—
sonrío un momento.
— Siempre he sabido salir adelante señor
Andre, la dificultad no es nada nuevo para mi.— asenti a sus palabras.
— ¿Porque te esfuerzas tanto? Digo, hay
muchas parejas que desean tener hijos.
— Usted y yo sabemos que no volvería a
hacer algo como esto.
Mi mirada cayó sobre su rostro firme.
— Esto no ha sido fácil para mi.
— No es fácil.— repetí sus palabras.— Si
no haces nada, te la pasas descansando.
Una mirada me atrapó.
— Señor Andre, nunca hice esto porque
quisiera.... Ahora estoy aquí.
— Quizás...— hablé bajo.— Pensarías otra
cosa de ser tu bebé. ¿Que pensarías si fuera tuyo?
Una sensación de amargura cruzo mis
palabras.
— Eso.... No lo he pensado ya que sería
imposible.
— Bueno imaginalo, como te sentirás de
que lo fuera.
Suspiro.
— No podría expresarlo claramente....
Más allá de mi curiosidad, considero que esto es casi irreal. No se como sea,
no le conozco.... Recuerdo que al inicio se me pasaba el pensar en este bebe...
—Pero más adelante note que ambos
cambiamos.... Nos apoyamos.... Nos damos aliento cuando no podemos seguir....
bueno así lo siento.
— Cuando era un niño solia correr tras los
pájaros y ellos se escondían entre mis brazos... Los sentía aletear... Ahora
siento que tengo un pequeño parajo dentro de mi. Uno que muy pronto volará a
sus brazos señor Andre.
— ¿No vas a extrañar ese sentimiento?—
las palabras salían sin que pudiera detenerlas.
— Señor Andre.... Este es su bebé, yo no
tengo ningún derecho para reclamarle.
Suspiré en mis adentros antes de
levantarme.
— No tengo nada más que hablar contigo,
puedes irte.— Eve asintió y salió por la puerta.
°Capitulo 20°
Ya era tarde, pero aún no podía encontrar
los ingredientes necesarios sabía que alguien me descubriría pronto.
— ¿Antojos nocturnos de nuevo?— el señor
Hazad me sorprendió de nuevo, sentía mi corazón querer salir del pecho.
— Señor Hazad, que susto.— este río.
—¿Que estamos cocinando? — una cara de
curiosidad salio.
— No se exactamente, solo se que este
bebé está hambriento.— el señor Hazad me miró reír.
Estaba batiendo algunos huevos pero
retirados de mi rostro lo más lejos posible o terminaría con náuseas
interminables.
— Le ayudo.— sin dejarme detenerle ya
sostenia el plato entre sus manos.
— Señor Hazad no es necesario por favor,
dejeme hacerlo.— no me escucho y empezó a cortar los vegetales en trozos.
— Pensé que usted no cocinaba.— pase a su
lado en busca de otro ingrediente.
— No lo hago mucho, pero se me da bien.—
una sonrisa paso por su cara.
No tardó mucho en preparar una comida
bastante elaborada.
— la próxima vez yo cocinare.— me senté a
su lado y empezó a comer.
— Espero ver eso.
Gire mi cabeza mientras comíamos y me
pareció ver una persona detrás del marco en la puerta pero no le preste la
atención necesaria, mi estómago se había relajado lo suficiente.
El señor Hazad no mentía al decir que le
hiba bien, pues estaba delicioso lo que había preparado.
El término su plato y se despidió rumbo a su habitación.
Al día siguiente la señora Jadar se
levantó animada.
— ya casi es hora, ve a alistarte
querido.
Me animo después de decirme que quería ir
al hospital y escuchar los latidos del corazón de su nieto.
— Si señora, ¿Que le digo a mi hermana?—
me abracé a mi mismo ante el frío.
— Dile que vamos a ver una ropa para
ustedes dos, que no debe preocuparse.
Con pasos seguros subí la escalera hasta
la habitación.
— ¡Hermano buenos días! — Ayse estaba
leyendo un libro que había visto en la librería hace unos días y el joven Kemal
se lo regaló antes de irse.
— Buenos días hermanita, no podemos pasar
la mañana juntas, tengo que salir con la señora Jadar.— está levantó la vista y
no dijo más palabras.
— ¿puedo jugar con calabaza?— pase mis
manos por su cabeza y asenti.
Tome mi abrigo.
— ¿Tienes las cartas para papá?— un sobre
revoloteaba en mi visión.
— Así es hermano, aquí están espero muy
pronto entregarselas, también añadi unas fotos.
Sonreí por su creciente emoción y las
tomé guardandolas en un cajón.
— Eve, ven un momento.
Del otro lado de la puerta la voz del
señor Andre hizo eco en la habitación.
Frunci el seño despidiendome de Ayse y
saliendo sobre mis pasos.
— ¿Necesita algo señor Andre? Tengo que
ir la señora Jadar me espera. — trate de pasar por su lado, pues se estaba
haciendo tarde pero me detuvo.
— Nada. Yo iré también con ustedes. La
señora Jadar quiere que vaya.
— Que bueno señor Andre...
— Solo te traje una medicina que se
compró para el bebe.
Un vaso de un líquido blanco fue
extendido sobre mi.
— Se lo agradezco señor.— tome el vaso
entre los dedos, acercándolo a mi boca el olor me hizo retroceder.
— El aroma me desequilibra un poco,
yo...— sus ojos me miraron atentos.
— Después se hechara a perder, ya está en
uso.
Ante sus ojos fijos, solo levanté el
brazo y bebí el contenido.
El sabor no era desagradable, por lo que
se lo entregue.
— Te veo abajo, el auto está esperando.—
sin más que decir bajo por el ascensor y ajuste el abrigo sobre mis hombros.
La puerta de la habitación se abrió y
Ayse salió en mi búsqueda.
— ¿Que quería el señor? — me encogí de
hombros.
— te veo luego está bien.
Besé su mejilla y pase por el pasillo
rumbo a las escaleras con pasos rápidos.
En el tercer escalón una punzada en el estómago
me hizo sostenerme con temor a caer, toque mi estómago sobre el abrigo y
suspiré lento a medida que la sensación desaparecia.
— Aquí estás hijo, vamos Andre. — les
seguí de cerca hasta subir al coche del señor Andre.
— Estoy muy emocionada, al fin escucharé
el corazón de mi nieto.
La cara de felicidad de la señora Jadar
era de admirar apretó mis manos entre las suyas mientras el auto se movía.
Una vez dentro del hospital, la cita con
la doctora había sido lenta por el tráfico de personas que debían atender,
afortunadamente después de un tiempo llego nuestro turno.
— Bien Eve, aquí vamos.
El aparato se movía sobre mi vientre de
lado a lado ante la mirada de curiosidad de la señora Jadar que sonreía a más
no poder, mientras el señor Andre se había quedado con expresión sería en el
extremo de la puerta.
— Aquí puedes ver, es algo pequeño muy
pronto comenzará a notarse más partes, pero ya lo puedes distinguir en tu
útero.
La señora Jadar estaba frente al monitor
y tomo mi mano viendo la pantalla con ojos llorosos.
Parecia una mota de algodón de cocecha
bastante visible a diferencia de la primera vez cuando el señor Hazad estaba.
El sonido característico se hizo
presente.
Era bastante fuerte, lo suficiente como
para surcar tu corazón de felicidad absoluta. La expresión del señor Andre no
cambiaba, parecía estar perdido en sus pensamientos cuando le mire antes de que
desapareciera por la puerta.
— Todo está muy bien, el bebé está muy
saludable. Ya puedes levantarte.— una hoja de papel paso a mis manos y limpie
mi estómago.
— No se que decir, muchas gracias
doctora.— la señora Jadar beso su mano a lo que ella sonrío a media risa.
—Vamos cariño.— su brazo paso detrás del
mío.
— es impresionante, comamos algo y
podemos ir a comprar unos detalles que me parecieron ideales para el bebé....
¿Que te parece?— busque al señor Andre con la mirada pero no había rastro.
¿Algo le había disgustado?
De nuevo una fuerte punzada mucho peor
que la anterior llegó.
Gemi de dolor mientras me sostenía de la pared color plata.
— ¿Que pasa hijo estás bien? — una mano
me sostuvo pero me doble a la mitad frente al sorprendente dolor que atacó mi
parte baja.
—¡Me duele!— grite con lágrimas
insipientes.
— ¡Doctor! ¡Ayuda!— otras manos me
tomaron de la cintura y me recostaron.
— ¡Me duele mucho! ¡Por favor!— apreté la
mandíbula y los dientes haciendo tensión para evitar morderme los labios entre
el dolor agonizante.
Sentía como si algo quemara desde el
interior.
— ¡El bebé!... señora Jadar.— entre mis
ojos borrosos por las lágrimas distingui su rostro bañado en ellas también.
— Estarás bien querido.
Sus manos me soltaron y me perdí entre
mis gritos de dolor hasta perder el conocimiento.
Comentarios
Publicar un comentario