DEL 5 AL 10
°Capitulo 6°
— ¿Ha pensado el nombre para el bebé?—
sus palabras me tomaron por sorpresa, pero no le mire.
Sería en vano, estaba concentrado en el
camino.
Aún no entiendo cómo es que estoy de
nuevo rumbo a la mansión Jadar, quizás soy bastante estúpido.
O quizás solo me convenció con las
palabras que me juraban en hablar con su familia para que pudieran dejar de
tratarme como un prisionero.
— No he pensado en ello. Pensé que usted
y el señor Andre se encargarían de eso.
Lo mire por el retrovisor está vez pero
no dijo más palabras al respecto y yo tampoco quería hablar demasiado.
Realmente en todo este tiempo no había
pensado en un posible nombre para el bebé, tenía cosas más importantes en que
pensar con mi papá en la carcel, ahora que lo pensaba mejor.
Desde que quede en embarazo nunca he
considerado este bebe una prioridad en mi vida.
Porque no sintiera que me perteneciera.
Porque no lo sentía mío del todo, además tenía claro que nunca lo sería.
Aún en el fondo de mi corazón me
arrepentía de haber aceptado volver, pero confiaba en su palabra sin razón
aparente.
En todo lo que quedó del viaje no
cruzamos palabras, pero sentía su mirada a través del espejo muchas veces hasta
que el auto se detuvo.
Me sorprendió ver al señor Andre inundado
en lágrimas cuando me abrazó por varios minutos.
Una parte de mi sintió pena por el, aunque me había quedado claro que solo se
preocupaba por su bebé.
— ¡No vuelvas a irte de esa manera!
¡Perdóname Eve perdí el control no sé que me sucedió! — asentia incómodo ante
tantos abrazos y palabras de disculpa.
— Eve que bueno que volviste hijo,
¿Pueden dejarnos solos? Necesito hablar con Eve a solas.
La señora Jadar tomo mi brazo suavemente
y me invitó a sentarme.
Observamos como el señor Hazad y el señor Andre se miraban entre si, hasta que
al final el señor Hazad tomo de la cintura a su esposo y lo llevo con el.
— Eve me alegra que Hazad te trajo de
nuevo. Estoy segura que algo sucedió.
Me tendió una bandeja con algunas
galletas y las acepte enseguida.
— toma todas las que quieras cariño.— rio
al ver que había tomando la mayoría de galletas del plato. —entonces ¿Que
sucedió? — me lanzó una mirada rápida.
— Mi papá se enteró de esto señora.
De alguna manera alguien le dijo que ahora estoy viviendo con ustedes y cree
que me estoy vendiendo.— deje de comer al recordar la expresión dolida de mi
papá.
— Oh comprendo. No te preocupes por eso,
yo misma hablare con tu papá y le explicaré lo sucedido.
La tomé de las manos rápidamente.
— ¿Enserio señora Jadar? No sabes cuánto
se lo agradecería.
— por supuesto hijo, tu papá ha sido de
los mejores trabajadores que hemos tenido, se que entenderá que si le explicó
adecuamente. Aunque recuerda que nadie más puede saber de el embarazo.
Sonreí y me levanté para abrazarle
asintiendo.
— Solo no quiero que olvides nuestro
trato querido, por supuesto saldrás si gustas y cuando gustes, lo otro que
pedire es que me avises cuando lo hagas por seguridad a ti y mi nieto.
— si señora cuente con eso, muchísimas
gracias.— besé su mano en señal de agradecimiento.
— Claro que si, ven vamos a comer debes
estar hambriento.
Después de la cena el ambiente familiar
cambio dastricamente, todos compartían y reían en la mesa como si de otro
ambiente se estuviera hablando, aunque la mayoría de temas eran sobre negocios
no hable demasiado. Nunca fui bueno para convivir entre personas.
Era conciente de que las personas de que
está mansión estarían durmiendo a esta hora pero yo no podía dormir.
No era la intranquilidad cuando mi cama
estaba llena de prendas del señor Hazad, prendas que el no se ha molestado en
pedirme a lo que asumo que no le interesa.
Quizás era la felicidad inmensa que se
adueñó de mi corazón al escuchar las palabras de la señora Jadar, hablaría con
mi papá y tenía la esperanza de que el pudiera entender que solo quiero su
bienestar porque es lo más importante para mí.
Toque mi vientre sobre la ropa y sonreí
mirando a la nada. Una recuerdo paso por mi cabeza junto a las palabras del
señor Hazad.
Un nombre.
— ¿te gustaría que yo te pusiera un
nombre pequeño?— hablé en silencio como si el pequeño pudiera escucharme.
Un golpe muy tenue se sintió bajo mis
manos lo suficiente bajo como para no notarlo si estaba en movimiento.
Una sonrisa surco mi rostro sin que pudiera detenerla. Seguida de unas ansias
por algo en común.
Me levanté de la cama en completo
silencio buscando una manera de acercarme a la cocina sin ser escuchado.
Con cuidado abrí la puerta y a pasos
silenciosos pase por las habitaciones en busca de la escalera, entre cada
pasillo había una ventana que producia luz tenue gracias a la luna que se
refleja en los azulejos.
Los ruidos que provenían de la habitación
continúa al próximo pasillo captaron mi atención.
Sabía que habítacion era ya que muchas veces ingresé a escondidas para llevar
las prendas que ahora pertenecían a mi habitación.
Estos sonidos eran bastantes altos pero
era una habitación bastante alejada de las demás así que solo podías escuchar
si te acercabas lo suficiente.
Aunque mi limitada experiencia me eximía
de muchas cosas, habían algunas que no eran necesarias de explicación.
Con las mejillas a punto de explotar
encontré la escalera y pude bajar sin que nadie se percatara de mi presencia.
La cocina permanecía con un olor que era
el responsable de hacerme hacer está locura.
De la parte baja tome entre mis manos el empaque metálico que contenía el
pastel de chocolate al que ahora estaba profanando con los cubiertos.
Aunque no había como defenderme si
alguien me encontraba de esta manera, las ansías de comer este pastel eran
inhumanas para mi, creía que había comido lo suficiente en la cena pero ahora
sabía que no fue así.
De un momento a otro me gire para
llevarme el empaque conmigo a la habitación hasta que la luz se encendió y el
empaque rodó por el suelo al haberlo soltado de la conmoción.
— ¿Que estás haciendo?— el señor Hazad me
sorprendió con una mirada divertida y burlona.
— Yo... Lo siento... Quería comerlo no
fue mi intención.— trate de buscar una justificación a mis acciones pero era
imposible cuando toda mi atención se centraba en su torso completamente
desnudo.
Mi cerebro parecía estar en trance y no
formulaba pensamientos coherentes cuando pareció burlarse de mí actitud por
haberme descubierto.
— No se preocupe, aquellos antojos son
algo normal.— paso por mi costado hasta tomar una botella de agua de la cual
bebió. — O eso leí.
Aparte la mirada cuando la sensación de
hambre no desapareció de mi sistema pero el pastel había quedado arruinado en
el suelo, lo que quedaba de el.
— mi madre puso otro más en la esquina de
la segunda caja. — me miró senalando el lugar a lo que asenti tratando de no
mirarle demasiado.
Su cabello semi largo estaba desordenado
más que de costumbre, las gotas de sudor resbalaban por su torso desnudo y se
perdían en el inicio de su pantalón que dejaba a la vista la mitad de su
cintura.
— Si, muchas gracias. — en un silencio
bastante incómodo para mí, obtuve el nuevo pastel y lo apreté a mi pecho
pasando rápido por su lado.
Cuando pase por el umbral de mi
habitación me recliné sobre este dejando salir la respiración que contenía.
°Capitulo 7°
— Pasaré por la empresa, pero antes
hablare con tu papá no te preocupes hijo.— la señora Jadar froto mi brazo antes
de salir rodeada por los hombres de su familia.
Sonreí mirando detrás de ella antes de
tomar mi abrigo y pasarlo sobre mis hombros.
— ¿Estás listo?— el señor Andre apareció
detrás de mi con una sonrisa radiante y asentí en respuesta caminando detrás de
el hasta que apareció el señor Hazad.
Subimos al auto rumbo a la bahía de
embarque, hoy era el día libre de los señores y la señora Jadar reservo un Yate
exclusivo para nosotros.
Cree que es buena idea que salgamos todos juntos, además de que sería bueno
para despejarme un poco por la salud del bebé.
En la mañana había vuelto el doctor de la
familia y me había hecho un chequeo junto a la señora Jadar, puesto que los
señores salieron temprano.
Según el doctor el bebé ha estado un poco
inquieto y estresado por mi culpa, de alguna manera todo lo que me afecta
también lo hace con el.
No pude evitar sentirme culpable ante la
mirada de desaprobación del doctor, había sido muy imprudente últimamente con
mis altibajos emocionales y me sentía sensible a llorar por cosas muy vagas,
pero nunca pensé en que mi constante preocupación estaba afectando la salud del
bebé.
Si perdía este bebé estaría perdido.
La familia Jadar me había ayudado mucho y también a mi papá, estaban haciendo
el trámite de disolución lo más rápido posible y sabía muy bien que no sería
fácil por la justicia de este país.
La señora Jadar no decía nada pero sabía
muy bien que se estaba conteniendo con sus palabras gracias a su hijo.
El esposo de la señora Jadar me contó que los había escuchado hablar y no de
muy buena manera por parte de su hijo.
Me recliné contra la ventana y observaba
el muelle a lo lejos.
Entre más rápido pasará todo esto, sería
mejor y mi vida volvería a la normalidad.
— Escuché que la tía Bahar y tu primo
Kemal nos visitarian en unos días ¿Es así? — el señor Andre hablo eentre el
silencio, no era alguien de escuchar conversaciones ajenas pero era inevitable
cuando éramos tres personas en un espacio tan reducido.
— Si, Kemal me contacto ayer. Está muy
emocionado por volver es probable que llegue mucho antes que la tía sabes cómo
es, aún es joven.— el señor Hazad hablo con familiaridad.
— La última vez que lo ví era un adolescente
demasiado extravertido, espero que no perdiera eso en Londres.
— Descuida, aunque mi tía le obligó a ser
más firme por los negocios de su padre sigue igual que siempre. — el señor
Hazad se estacionó en frente a la bahía.
Me perdí de la conversación cuando solté
el abrigo sobre mis hombros, al parecer hoy sería un día soleado. El clima no
era cálido pero la luz del sol hacía verlo muy diferente de siempre.
No es como si pudiera opinar tampoco, siempre he trabajado y nunca antes tuve
tanto tiempo para fijarme en cosas como estás.
Eso me recordaba que debía hablar con la
señora Jadar sobre mi propuesta de poder trabajar.
Subimos al muelle y un barco algo pequeño
a lo que esperaba nos recibió con una cálida bienvenida.
El señor Hazad me ayudó a subir mientras
que el señor Andre se adentro para hablar con el personal, al parecer eran
buenos amigos entre si.
— ¿está bien? Parece que no tiene
experiencia en lugares como estos.— el señor Hazad retiro mi abrigo algo que
agradecí en voz baja.
Desde lo sucedido aquella noche del
accidente en la cocina no había podido sostener mucho tiempo la mirada hacia su
rostro.
Aquel barco se movía lentamente mientras
la brisa cálida revoloteaba entre nosotros, ahora sabía que quería quedarme en
la cubierta si alguna vez volvía a hacer algo como esto.
La luz del sol pegaba sobre las olas y
brillaban con intensidad, los tonos translúcidos eran una vista maravillosa a
mis ojos.
— No realmente, siempre he trabajado
desde que tengo memoria al lado de mi padre, nunca pudimos apreciar paisajes
como estos.
Sonreí inconsciente ante la vista.
El silencio se instalo entre los dos a lo
que me gire para verle, pero su intensa mirada grisácea estaba puesta sobre mi
con seriedad.
La incomodidad se instalo en mi sistema,
no había rastro del señor Andre pero se escuchaba reír desde adentro junto a
las demás personas.
— ¿Tengo algo en mi rostro? —hable sin
mirarle esperando una respuesta de su parte.
— No, es solo que .... Debería sonreír
más amenudo.
El tiempo pareció detenerse por unos segundos
cuando procese sus palabras.
Un camarero se acercó a nosotros con una
copa para el señor Hazad y un vaso de agua para mí que tome rápidamente.
— No me malinterprete, es solo que desde
que lo conocí solo lo he visto llorar más de lo que le he visto sonreír.
De nuevo palabras extrañas, tome el agua
tratando de hacer que sus palabras no llegarán a mis oídos.
— Si, muchas gracias por lo que su
familia esta haciendo por mi y mi papá.
Me miró rápido antes de retirar su abrigo
y acercarse más a mi.
— ¿Porque su papá termino en la carcel?
Si son buenas personas.
Gire la cabeza hacia el barandal del
extremo evitando explicaciones confusas en mi cabeza, sabía que esto pasaría
algún día y está pregunta llegaría del mundo entero.
— Mi papá mato a mi padre luego de el
quisiera matarme por no casarme con el hombre que eligió para mí, así como lo
hizo con mi hermana.
La fibra de mis palabras bordeaba sobre
la orilla de mis ojos con brillo dispuesto a correr sobre mis mejillas al
recordar momentos como esos.
— Lo siento. — susurro pero negué
lentamente.
— ¿Usted me cree?— volví mi vista a sus
ojos y estos asintieron.
— ¿Como un alfa de su nivel puede creerle
a un omega como yo? — al parecer mis palabras presionaron algo cuando su
mandíbula se volvió firme.
— ¿Porque no habría de creerle? No sé si
lo sepa pero sus ojos son fáciles de leer.— se aparto nuevamente de mi lado y
el silencio volvió a reinar sobre nosotros.
— ¿O tendría que desconfiar de sus
palabras? Aunque sería algo razonable desconfiar del Omega que se se ha
adueñado de la mayoría de mis camisas.
El rubor subió como dinamita por mi
rostro.
— ¡Basta por favor, si lo sabía ¿Porque
nunca me las pidió de vuelta?!— solté con vergüenza antes de que su risa
llegará a mis oídos.
— ¿Entonces si es verdad? Sabía que estaban
desapareciendo de la nada.— volvió a reír y sin dudarlo mi risa acompaño la
suya.
Nos encontramos ríendo por unos segundos
antes mirarnos con una sonrisa en los labios.
Nunca había visto una persona que su sonrisa fuera tan adictiva y tan acordé a
su rostro perfecto.
Un golpe tenue sacudió mi estómago por
unos segundos y baje las manos a este.
— ¿Está bien? — ojos sonrientes cambiaron
a preocupación de un momento a otro.
— Estoy bien, solo que se ha movido. No
pasa nada.
Le mire sonriendo pero sus ojos seguian
fijos en mi estómago, sin perder la mirada.
— ¿Gusta tocar? Es muy tenue pero se
puede sentir.
Volvio a mirarme antes de colocar su
palma extendida sobre mi estómago, está era inmensa a diferencia de la mía a lo
largo de ella se extendia un tatuaje de algo que no pude decifrar seguida de
muchos anillos en casi todos sus dedos.
Los segundos pasaron y aquellos golpes
frágiles se volvieron un poco mas intensos.
Algo nuevo volvió a ocupar mi campo de concentración.
Su mirada seguía fija sobre mi vientre
pero sus ojos ya no eran distantes, eran cálidos y reconfortantes. Quería decir
algo pero tampoco sentí que debía arruinar el momento.
Solo sentí que debía hacerlo cuando
levanté la mirada al frente y el señor Andre estaba de pie a lo lejos.
Mirándonos con algo en sus ojos que no
supe decifrar.
°Capitulo 8°
Antes de que pudiera pronunciar alguna
palabra el celular del señor Hazad rompió el silencio.
— ¿Bueno? Hola madre, si aquí esta— me
miró por un segundo.— está bien ya voy en camino.
Volvio a guardar su celular mientras que
el señor Andre se encaminaba hacía nosotros.
— Era mi madre, parece que ya hablo con
tu papá y quiere verte.
Asentí con una sonrisa a lo que también
sonrío para mirar a su esposo.
— ¿Interrumpo algo?— me levanté junto al
señor Hazad.
— Por supuesto que no cariño, solo que
debemos irnos. El papá de Eve quiere hablar con el y yo debo volver a la
empresa.— el señor Andre sonrío con pesar pero entrelazó su mano con la del
señor Hazad.
— Está bien vamos, también quería volver
hoy no me siento bien. — replicó el señor Andre a lo que el señor Hazad lo
detuvo y tomo su rostro.
— ¿Estás bien? ¿Deberíamos ir al
hospital? —el señor Andre rio y nego mientras seguian su camino al auto conmigo
siguiendolos.
— No es necesario solo fue un mareo, creo
que es por el movimiento del barco.— el señor Hazad le miro y beso su mano
antes de entrar al auto.
Tome mi vientre una vez mas sobre el
abrigo y cuando subí al auto no pude evitar sentirme un poco aliviado.
Este bebé crecería con dos padres que se aman, siempre estará lleno de amor y
nada le faltara.
La nostalgia me acogió en sus brazos
pensando en cuanto daría por qué nuestra familia hubiera tenido el mismo
destino, aunque eso era algo imposible.
Pero estaba agradecido con la señora
Jadar por qué volvería a hablar con mi papá de nuevo, extrañaba todo de el.
Entre a la habitación en silencio, con
pasos lentos viendo a mi papá con sus ojos cerrados. Parecía dormir
profundamente aunque sintió que había llegado porque despertó enseguida.
— Papá.— corrí a su encuentro y este me
abrazo con todas sus fuerzas.
— papá cuánto te he extrañado.— las
lágrimas caían entre sollozos de felicidad por volverle a abrazar.
—Yo también Eve, no sabes cuánto.— beso
todo mi rostro entre palabras dulces que alimentaban mi corazón.
— perdoname papá, nunca fue mi intención
ocultartelo.
Me incline sobre la cama pero el nego con
las lágrimas rodando.
— Perdóname tu a mi por desconfiar de ti
hijo, la señora Jadar me explico todo no tengo nada que perdonarte.— le abracé
de nuevo y me quedé entre estos.
— Ahora escúchame bien Eve. Hoy me
llevarán a la prisión y quiero que hagas lo que te voy a pedir.
Levanté mi rostro y le mire sin
comprender.
— En este sobre hay una dirección, busca
esa casa.
Un gran sobre blanco me tendió en las
manos.
Quería abrirlo pero me detuvo antes de
volver a hablar.
— ¿Papá que pasa dime? — le rogue al ver
que seguía llorando más fuerte.
— Necesito, que busques a tu hermana.
De nuevo me acerque entre la visión
borrosa.
—¿Que? ¿Mi hermana.... está viva?— el
murmuro un si volviendo a sollozar.
—¿Porque? — fue lo único que salió de mi
boca.
— perdóname por ocultartelo...tu padre la
habría matado de saber que estaba viva, tuve que esconderla en ese lugar....
Pero ella está muriendo.... Necesita una donación de sangre sus heridas son
graves.— me estrecho entre sus brazos hablando pausado, pero mi mente estaba en
shock.
— la encontraré te lo prometo.
Me limpie las lágrimas y guarde el sobre
entre mi abrigo cuando los guardias abrieron la puerta y entraron para llevarle.
— Te amo papa.— besé su frente antes de
salir, salió sin antes susurrar un "yo también".
Le seguí hasta la salida y abrí el sobre
con manos temblando.
Mi hermana seguía viva, había llorado por
años su muerte.
Había deseado que nos llevará a su lado muchas veces, pero ella siempre estuvo
aquí.
Con el corazón en mis manos empecé a
caminar por las calles buscando la dirección que sobresalia del papel.
Había dejado a Andre en la mansión antes
de partir a la empresa pero no dejaba de pensar en el.
Tendríamos que ir al hospital pronto,
cuando cruzó la puerta mi madre nos esperaba para el té pero el no pudo olerlo
siquiera antes de correr al baño, me preocupaba que se enfermara de alguna
manera.
—Señor Hazad, tiene una llamada del señor
Kemal.— el secretario Cemir me tendió el teléfono.
— ¡Primo! ¿preparando mi estadia? — rei
ante las palabras de Kemal.
— Vaya tigre, ¿piensas dejar la
universidad tan rápido? Recuerda que las empresas no se manejaran solas.
— Estaba bromeando primo, tu humor ha cambiado
Hazad, está vez no fallaré.— hablo con emoción— Algo me dice que está vez
encontraré el amor de mi vida.— asenti a sus palabras con sarcasmo mientras
firmaba los pendientes.
— Lo que digas, de nuevo tendré fe está
vez.— trate de no reír de nuevo.
— Sabes que siempre he sido un romántico,
espero no volverme un viejo a aburrido como tú, cuando tenga tu edad.
No pude evitar reír de nuevo, pero una
parte de mi proceso con atención sus palabras.
— No soy un viejo aburrido.
— Lo eres primo, ¡deberías salir a
divertirte mas! ¡Disfrutar de tu imperio! — negué rotundamente a cada frase.
Era todo un niño aun.
— ¿Recuerdas que estoy casado? — me
levanté entregando los últimos sobres.
— El matrimonio más aburrido de la
historia, nunca ví un verdadero romance adolescente entre ustedes siempre había
negocios en todo.
— ¿Sabes que voy a decirle todo esto a
Andre verdad? — rio fuerte antes de que yo hiciera lo mismo.
— ¡Muero por verlos a todos! Mándale mis
saludos.
— está bien, nos vemos primo.
Tome el celular contra mi pecho,
recordando de la nada mi matrimonio con Andre.
Sus ojos sonreír con amor genuino a lo
que yo me sentía el hombre más feliz del mundo, el más afortunado.
De la nada mi mente enfoco a otra
persona, una que parecía no haber sonreído en mucho tiempo. Pero cuando lo hizo
fue hipnotizador.
¿Podría una persona mostrar a los demás
una sonrisa tan sincera y transparentte?
Mi mente y mi corazón creían en sus
palabras, una persona llena de maldad no podría sonreír así, fue entonces
cuando empecé a cuestionarme si estábamos haciendo lo correcto.
El solo era un chico que acepto todo este
teatro por necesidad, pero por otro lado estaba Andre.
Para nadie es un secreto que fue mi culpa
el que perdiera a nuestro hijo y eso era algo que no podría perdonarme nunca.
Nunca debí permitirle que conduciera
enojado. Incluso por una pelea absurda.
El miedo vivía constantemente en mi pecho de la mano de la culpa.
Sabía que su sueño más grande era ser
padre y yo le arrebate eso.
— Hola mamá, ¿que pasa? ya estoy saliendo
de la empresa.
— Hijo, ¿sabes algo de Eve? Desde que
salió no ha llegado y mira la hora que es muy pronto va a oscurecer, todos
estamos preocupados.
Salí del la empresa y me subí al auto con
prisa en mis venas.
—¡Maldicion!— golpeaba el volante
mientras miraba en todas direcciones.
Había caminado por horas pero sin
resultado, no había rastro de mi hermana y la visibilidad empezaba a volverse
un problema por lo que ahora caminaba de nuevo a la mansión.
Seguramente la señora Jadar estaría muy
preocupada por mi repentina desaparición y mientras los hombres me dejaban
pasar, las manos me temblaban tratando de crear una buena excusa en mi mente.
Pero ya era tarde y todo estaba en
completa oscuridad, así que abrí la puerta despacio y esperaba irme a la
habitación sin ser escuchado.
Pasando por el mueble de la sala de estar la luz de las ventanas me hizo
detenerme.
El señor Hazad estaba profundamente
dormido sobre este, con su traje de siempre.
°Capitulo 9°
—Señor Hazad— le movía en
medio de susurros pero al parecer estaba profundamente dormido.
Subí por un manta a mi habitación y
cuando volví la puse sobre o prodria resfriarse, luego de eso le dejé
descansar.
-—¿Dónde te habías metido muchacho?— la
señora Jadar me miraba de un lado a otro buscando algún signo de golpe.
—Lo siento por preocuparles, es solo que
mi papá me confesó que mi hermana está en alguna parte y debo encontrarle.
La señora Jadar sonrío y me abrazo.
—Me alegro que estes bien, pero no nos
hagas pasar por una preocupación así de nuevo todos estábamos
preocupados.—asenti a sus palabras.
—Ademas, por supuesto que te ayudaremos a
encontrarla. No te preocupes.— le devolví el abrazo con agradecimiento.
—Quisiera hablar con el señor Andre y el
señor Hazad, para agradecerles su preocupación.— hablé buscándoles con la
mirada pero no había señal de ellos.
—Supongo que no tardarán en bajar,
¿Porque no esperas en el jardín? Vamos a tomar el té después.— murmuré un si
antes de pasar por la puerta principal hacia el jardín.
Era lo único que más amaba de este lugar.
El jardín era inmenso y lleno de flores por todas partes, la fuente de agua
estaba cerca al rosal, sin duda de mis lugares favoritos.
Camine entre el valle antes de divisar la
fuente gigantesca, por alguna razón este lugar lograba relajarme lo suficiente.
—¿Disculpa?—me gire ante la voz masculina
de una persona a mi espalda.
—¿Usted es....?— logré articular ante
varios minutos de silencio.
—Lo lamento, soy Kemal. Kemal Jadar.— una
mano se extendió frente a mi pero no la tome.
—¿Has visto a mi primo? Creo que estoy
perdido y solo veo un ángel frente a mi.
Aquel joven sonrío de par en par sin
apartar su rostro.
Lo observé mejor, era una persona
bastante alta ojos claros y cabello dorado, además de sus pestañas casi
invisibles, que brillaban ante el sol. incluso su piel parecia ser translúcida
a la par de un traje negro a su medida.
Aún no podía formular una oración
coherente, incluso cuando se alejo para tomar una de las rosas de mi lado.
— Espero que no me malinterprete angel,
pero creo que alguien como tú. Merece tener detalles todos los días.— la rosa
azul fue tendida hasta a mí alegremente.
Acepte la rosa pero en un movimiento
inconsciente está resbaló de mis manos y calló entre la fuente.
—¡¿Kemal eres tú?! — la voz del señor
Hazad tembló sobre mis oídos.
—¡Primo! ¡Estaba buscándote!— me gire
ante las dos personas confundido ante la situación.
Estos se abrazaron sonriendo antes de
separarse, la mirada del señor Hazad quemaba sobre mi piel.
— ¿Que haces aquí Kemal? Ve a dentro mis
padres estarán felices de verte.— volvió su mirada al joven ——¿Dónde está tía
Bahar?— este nego antes de palmear su hombro.
— Ella llegará mañana, yo me adelante
para saludar a la familia, pero en me perdí y un ángel apareció en mi camino.—
el joven Kemal tomo mis manos entre las suyas y por un segundo me perdí entre
ojos alegres.
—Yo... Lo siento deje caer la flor...—
este nego de nuevo y apretó su agarre.
— Estaría encantado de darle detalles a
un ángel todos los días ¿Puedo?— el sonrojo estalló sobre mi rostro.
Mire a mi lado pero el señor Hazad tenía
la vista fija entre nuestras manos entrelazadas— Creo.... Que no es debido.—me
solté de su agarre antes de salir corriendo dejando aquellos hombres tras de mi
camino.
Volví de nuevo a la mansión pero la
señora Jadar ya no estaba, seguramente me esperaba en el jardín pero ya no
estaba seguro de acercarme de nuevo a ese lugar, había estado tan nervioso con
el primo del señor Hazad que olvide agradecerle por preocuparse el día
anterior.
Cuando estaba por volver a mi habitación
mi atención recayó sobre el señor Andre en la sala de estar.
Está era mi oportunidad para agradecerle
por su preocupación.
Dando un paso adelante otra persona
estaba a su lado hablando con el, una mujer muy guapa quien tenía su mano sobre
la de el.
— ¿Estás seguro de esto? No quiero que te
ilusiones de nuevo querido.
El señor Andre bufo y hablo en un tono un
tanto desesperado.
— He tenido todos los síntomas hasta el
momento, incluso mi periodo de celo está atrasado. ¿Que más podría significar
Izma?— con ojos sonrientes el señor Andre alardeó con felicidad.
— Está bien mañana te acompañare a hablar
con mi doctora ¿está bien?— con grata alegría el señor Andre se levantó y
abrazo a la mujer, hasta que noto mi presencia en el lugar.
— Oh, Eve pasa por favor.— entre pasos
cortos llegué a su lado y me hizo sentar al lado de la mujer.
—Ella es mi amiga Izma— la mujer sonrío
con asentimiento a lo que respondí de igual manera.
—Mi suegra me dijo que estabas buscando a
tu ¿hermana?.
—Si señor Andre y quería agradecerle por
su preocupación, se que debí haber avisado. Pero yo tampoco lo sabía hasta el
día de ayer.
El señor Andre escucho cada palabra que
salía de mis labios.
—Está bien no te preocupes, ayudaremos en
la búsqueda de tu hermana y te llevaremos con ella.
—Gracias señor Andre es usted muy
amable.—el me observó con sus ojos brillantes. — No hay de que.
—¿Andre? ¡Vaya hace años no te veia!— de
nuevo la voz del jardín se acercó hasta que el joven Kemal estuvo frente al
señor Andre.
Detrás de este el señor Hazad venía con
la mandíbula tensa mirandonos a todos.
— ¡Tu! ¡Hazad ya me contó lo que
estuviste hablando sobre mi pequeño idiota! ¿Acaso no te enseñaron a respetar a
tus mayores?— el señor Andre rio antes darle un fuerte abrazo.
—Por supuesto, pero no viaje desde
Londres para un regaño. ¿Dónde estan mis tios favoritos? — el joven Kemal se
alejo de los presentes cuando la demás familia llegó del otro lado.
— ¡Oh sobrino querido! ¡Que linda
sorpresa!— la señora Jadar saludo al joven lo mismo que su esposo. — ¡Ayla prepara
un cuarto para mi querido sobrino!— está grito antes de volver a abrazarle.
—Tía te extrañe muchísimo.
Está sonrío con lágrimas bañando sus ojos
cuando esté beso sus manos.
—Yo también, ya quiero ver a tu madre,
¿pero ven ya saludaste a los presentes?— la señora Jadar lo tomo del brazo y
vinieron hacía nosotros.
— Ella es Izma, amiga de Andre.— estos
estrecharon sus manos.
— El es Eve, hijo de un conocido nuestro
que se está quedando con nosotros por un tiempo.
Sus ojos de nuevo estaban sobre mi pero
los demás solo sonreían mientras el joven Kemal volvió a extenderme su mano.
Está vez si correspondi a su saludo
estrechando la mía entre su cálido tacto.
°Capitulo 10°
El día termino de manera tranquila, algo
que agradecía internamente, parecía que las cosas estaban mejorando poco a
poco.
A la mañana siguiente el señor Hazad y el
joven Kemal se fueron a la empresa familiar, no sin antes recibir de nuevo una
rosa blanca por parte del joven Kemal.
Rosa que no pude sostener luego de que el
señor Hazad se lo llevará antes de si quiera poder tocar aquella rosa.
El señor Andre había salido temprano
junto a la señora Izma y no había rastro de ellos en la mansión.
Mientras tanto la señora Jadar y yo
tomábamos el té en el jardín y el señor Jadar jugaba golf a lo lejos, tenía
entendido que hoy llegaría la hermana de la señora Jadar por lo que el ambiente
era más agradable a lo común.
— ¿Que pasa querido?— su rostro de
preocupacion fue dirigido a mi.
— Oh no se preocupe no es nada, es solo
que el bebé se mueve bastante.— sonreí tocando mi vientre algo crecido pero no
lo suficiente como para notarse demasiado.
— Me imagino, es un bebé muy saludable.
El otro día hablé con sus padres sobre el nombre de ese angelito pero Hazad no
se decide ¿Puedes creerlo?— bufo en tono de reproché — A este paso mi nieto
nacerá sin un nombre.
Tome un poco de te sin prestar mucho
atención al saborde este, últimamente las comidas importaban muchísimo para mí,
había alimentos que simplemente no le gustaban al bebé y no podía comerlos.
— No se preocupe señora Jadar aún es muy
pronto, se que los señores se decidirán muy pronto.
Trate de aliviarle tomando su mano con
tranquilidad.
— Gracias querido.
Asentí y seguimos tomando del te en paz
hasta la hora de la tarde.
— Kemal, desde ayer has estado en otro
lugar coloca atención por favor.
Le mire con cansancio, era la segunda vez
que le explicaba el tema financiero de la empresa a Kemal pero parecía estar
perdido en sus pensamientos.
— Lo siento primo, es solo que.... No sé
que me pasa.— se reclino sobre su mano y suspiro.
— El viaje te afectó seguramente.
El frunció el seño en desaprobación y me
miró risueño.
— No. Es por ese ángel probablemente.
Volví a mirarle con atención está vez.
No me gustaba como se expresaba hacía Eve.
— Primo, tú debes entenderme lo mismo que
te pasa a ti con Andre me pasa con Eve. No sé porque no puedo dejar de pensar
en el.
Lo estudie detenidamente.
— ¿No que eras Heterosexual?— replique y
se quedó en silencio.
— Lo soy pero el, tiene algo que se te
hace difícil olvidar una vez que lo miras ¿No te parece?.
Me detuve un momento cuando las palabras
de Kemal se quedaron en mi cabeza.
Sin duda tenía razón, quizás era porque
Eve parecía demasiado inocente y frágil ante los demás.
— Si, pero deberías alejarte de el.
— ¿Que? ¿Porque?— Kemal me miró esperando
respuesta.
— Porque tú no puedes jugar con nadie
para luego volver a Londres. — hablé tratando de no tartamudear en mi
respuesta.
— Ahhh... Yo no pienso jugar con Eve, es
verdad que no he sido bastante considerado con mis relaciones y terminaba
aburriendome. Pero esto es diferente. No pienso rendirme.
No con el enserio me gusta.
Ojos decididos me miraron.
— ¿Estás seguro? Solo lo conoces de un
día.— trate de ser eficaz.
— Si, Dicen que una mirada es suficiente
para saber cuándo una persona es la indicada. Lo último que me importa es que
sea hombre.
Apreté el bolígrafo entre mi puño.
— Está bien, has lo que quieras te deseó
suerte primo.— rio ante mi respuesta y asintió antes de prestar la atención que
había querido de su parte.
Estuvimos viendo la parte financiera y
legal de la empresa, viendo competentes, entre otros asuntos. Aunque Kemal era
joven, sabía muy bien estrategias de negocios y me había asombrado su manera de
desenvolverse en el ambiente laboral.
Sin duda ya no era un niño.
— Bueno primo, mamá llamo dice que pronto
estará en el aeropuerto y estará aquí para la cena.
Kemal me tendió los archivos que tome y
guarde.
— Le diré a mamá entonces, para que haga
los preparativos.
— Bien, nos vemos luego.
Kemal salió y observé el reloj en mi
muñeca, ya era tarde y aún no tenía señales de Andre.
Había salido con Izma temprano sin
decirme nada y había estado muy enfermo últimamente. Estaba preocupándome
demasiado.
Salí de la empresa y subí al auto
pensando en las palabras de Kemal que no habían salido de mi cabeza en todo el
día.
Lo sabía no quería que Kemal estuviera
tan cerca de Eve.
El llevaba el hijo de Andre y mío en su
vientre. Esa era información que no se podía dar a conocer a nadie. Para el
mundo Andre era la persona que tendría nuestro hijo.
Si alguien más se enteraba de esto, las
cosas serían difíciles para todos.
Kemal estando al lado de Eve lo
descubriría muy pronto el que estuvieran juntos era peligroso.
Mis ojos se quedaron sobre una pequeña
tienda de productos para bebes y no resistí el impulso de entrar hasta que ví
un pequeño accesorio de cuna que sin duda compre.
Los pensamientos siguieron atormentando
mi cabeza hasta que llegue a casa y vi la sombra de Eve fuera con un abrigo
sobre el mirando hacia el cielo nocturno.
— ¿Que hace aquí a esta hora?— tome a Eve
del brazo y este me miró tranquilo.
— Señor Hazad, salí a caminar un rato,
estoy bien no se preocupe.
Asentí no muy convencido y lo guíe dentro
de la casa.
Las personas probablemente estarían adornando
el salón principal, por lo que no había nadie más en la sala de estar más que
nosotros así que puse el paquete sobre sus manos.
—¿Que es esto señor Hazad?— el me miró
con desconcierto.
— Es solo un regalo... Algo que compre
para el bebé.— trate de hablar lo más casual posible.
— ohhh gracias señor Hazad.— tomo de mi
brazo.
— puedo enseñárselo si gusta.— las
palabras salieron de mi boca antes que pudiera detenerlas pero el sonrío con
felicidad y nos sentamos sobre el gran mueble.
— ¿Entonces doctora estoy embarazado?
Dígame qué es así por favor.— las manos de Izma estaban junto a mi dandome
apoyo antes las palabras del doctor.
— Lo siento señor Andre pero no es así,
lo que usted padece es un embarazo psicológico. Muchas personas pasan por esto
cuando se enteran de que no pueden engendrar.
La mire con lágrimas corriendo por mi
rostro.
— ¡Es absurdo lo que está diciendo!
¡Tengo todos los síntomas! Además mi esposo y yo tenemos un hijo en camino.
Las manos de Izma estaban sobre mis
hombros pero no podían consolarme.
— Lo siento pero los estudios no fallan.
Usted no puede tener hijos, incluso la fertilización de óvulos no puede ser
posible.
Mi mundo cayó sobre mis manos sin que
pudiera detenerlo.
— ¡Es mentira verdad! ¡Dígame qué es una
jodida mentira!— las lágrimas brotaban entre sollozos junto a los ojos tristes
de Izma a mi lado.
Tenía tantas dudas en mi cabeza pero me
negaba a creerlas todas.
Debía hablar con Hazad y aquella mujer
que ahora estaba terminando de destruir mi vida. Los dos debían darme una
explicación.
Quizás todo esto era un sueño. Si eso era
lo más sensato.
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