DEL 50 AL 60

 

°Capitulo 51°

°Maraton final primera parte°

— Ya hablé con Hazad, estará pronto aquí no te preocupes seguramente a el si lo escuchará.— el señor Sihan me abrazo.

Había llegado unos minutos después de que Ayse se encerrará en su habitación, mi mayor preocupación era no poder ganarme su perdón por mentirle.

Subí de nuevo hasta estar frente a su habitación, sabía que no quería hablar conmigo pero debía intentarlo.
Es así como me recosté contra su puerta.

— Ayse cariño se que no quieres escucharme y te entiendo...yo tampoco lo habría hecho.— silencio.

— Solo quiero que escuches lo que tengo que decir y después puedes juzgarme como desees, solo te pido eso por favor.— tome ese silencio como aceptación.

— Cuando creímos que habías muerto... Las cosas cambiaron demasiado en casa... Las deudas incrementaron, el trabajo no era suficiente para nosotros... Después de que papá fuera a la cárcel no tenía el dinero suficiente para costear un abogado, la justicia nunca existe para nosotros por eso cuando fui a pedirle dinero a los Jadar.. la señora Jadar me ofreció que prestará mi vientre para darle un bebé a su hijo... Ya que el esposo del señor Hazad no podía tenerlo.... No tuve otra opción y acepte.... Por eso nuestro padre podrá estar libre pronto también gracias a eso pudimos costear tu operación... Eres libre de creerme o no pero...

La puerta se abrió en un instante con sus ojos llenos de lágrimas.

— ¡Lo siento! ¡Perdóname hermano debí haberte escuchado!— se abalanzo sobre mi cuerpo con prisa.

— ¡No tengo nada que perdonarte, perdóname a mi por ser una mala hermana! — la tomé en mis brazos.

— No tenías forma de saberlo, la señora Jadar y yo hicimos un trato. Nadie podía enterarse... No sabía cómo decírtelo una vez que lo notarás.

— Perdóname por mi actitud.... Nunca habíamos tenido secretos entre nosotros y me dolió demasiado no sé que me pasó...— me miró con ojos llorosos.

— Lo importante es que diste la oportunidad de decírtelo... Pensé que podrías alejarte de mí...

— Eso nunca, yo te amaria a pesar de todo..— sonrío.

El sonido de alguien subiendo la escalera nos alerto.

El señor Sihan y el señor Hazad llegaron frente a nosotros.

— Señor Hazad... Lo lamento mucho.— Ayse se puso al frente y bajo la cabeza.

— No te preocupes, veo que entendiste que tú hermano no tiene la culpa de nada.. todo lo ha hecho por ustedes, si quieres culpar a alguien que sea nosotros, tu hermano sigue siendo el mismo.

Ella asintió.— lamento haberlos juzgado sin escuchar... ¿Señor Hazad puede quedarse un momento? Puedo preparles un café de disculpa.

— Muchas gracias, lo tomaré en el jardín.

— Señor Hazad disculpe haberlo molestado debio estar muy ocupado.— hablé cuando Ayse se fue.

— No te preocupes Eve, esto era importante.

Suspire de alivio.

— Vamos debes sentarte Eve, debieron ser muchas emociones, yo te acompañaré hermano.— tome el brazo del señor Sihan que me ayudó a bajar.






— Está listo para el juicio señor Demirel.— aquel hombre se detuvo y lo miró sonriente.

— Muchas gracias abogado. ¿Usted cree que sea posible...?

— Por supuesto, si todo sale bien, hoy mismo en la noche estaría usted libre al lado de sus hijos.— la sonrisa se volvió mas clara.

— No tengo como pagarle, solo le pido una cosa abogado. Si no es molestia por favor no le diga nada a mis hijos... Hoy es el cumpleaños de mi hijo, quiero que sea una sorpresa.— el abogado lo miro.

— Está bien no se preocupe, nadie lo sabrá.




 

— Era claro que ella hiba a enterarse en algún momento Hazad, no podíamos guardar el secreto por más tiempo.

— Afortunadamente ya todo se arregló.— tome del café en mi mano.

— Eso es verdad, pero no debió pasar justo hoy...— Sihan bufó.

— ¿Que tiene de especial hoy?

— Tu no sabes nada, hoy es el cumpleaños de Eve.

Me sorprendió su respuesta.

—¿Enserio?

— Si, Ayse me lo dijo está mañana, yo le compré un pastel como regalo.

— ¿Y solo celebraremos con un pastel?— me miró divertido.

— ¿Que tienes en mente? — sonreí levantandome y dejando el café a un lado.

Camine hasta la puerta principal.

— ¡Eve!— el salió del otro lado.

— Dígame Señor Hazad.

— ¿Quieres acompañarme esta noche?— me miró confundido.

— ¿Porque vamos a salir?

— Bueno porque es tu cumpleaños.— el entendimiento se reflejo en su mirada.

— Lo había olvidado pero si...

— Perfecto, entonces pasaré a buscar a las ocho. — al salir me detuvo.

— Señor Hazad espere, no es necesario que se moleste por mi.

— No es molestia, además nos servirá para relajarnos de todo esto.

— Bueno.. no se después de todo lo que ha pasado..

Lo mire atento.— no aceptaré un no, te recojo a las ocho, ¿De acuerdo?

— Está bien.

Se encogió de hombros sabía que no podía negarce, necesitaba relajarse después de tantas emociones.







— ¿Señor Andre va a salir esta noche?— aparte la mirada del espejo en frente.

— Así es, Sira por favor tienes que hacer una reservación para hoy en el restaurante del puerto ¿Está bien? — ella tomó apuntes y salió.

Después del trabajo iría a cenar con Hazad, había hablado con su secretaria y no teniendo más reuniones en su agenda no podría decirme que no.

Estaba dispuesto a recuperar mi matrimonio y espero que el también ponga de su parte, al fin y al cabo cuando le pregunté no me dijo que no.

Sonreí mirando el traje sobre mi cuerpo, para ver mi teléfono, sería prudente enviarle un mensaje.

Lo pensé un momento antes de guardarlo, hablaría con el más tarde.




°Capitulo 52°

°Maraton final primera parte°

— No me alcanzara la vida para disculparme hermano...

Tome su mano.

— no te preocupes, ustedes lo son todo para mi, no tenía alternativa.

— Ahora entiendo todo mejor, la Señora Jadar solo nos acogió por el bebe.....

— Ella y yo teníamos un trato Ayse, yo haría posible que tuvieran un bebé y ella nos ayudaría con todo lo que necesitaramos.

Ella se abrazó a la almohada.

— Pero ella no saco a papá de prisión, rompió el trato.

— Porque pensó que si papá salía ahora.. sería un problema.

— No es justo Eve, sabiendo cuánto extrañamos a papa, cuánto hemos sufrido...

Pase mi mano por su rostro.

— Ya no te preocupes, el señor Hazad está haciendo todo para sacarlo de ahí cuánto antes.

—¿Que vamos a hacer cuando el salga? — sus palabras me dejaron pensando.

— En ese momento veré que hacer. Solo quiero que salga.

Deje de mirarla un momento y recordé que el señor Hazad me había invitado a salir.

— ¿Ayse que hora es?— ella arqueó una ceja.

— Aún es muy temprano, no te preocupes.

— Será mejor que empiece a prepararme, sería de mala educación hacerlo esperar.— su risa se escuchó en toda la habitación.
Me levanté buscando por el guarda ropa.

— Eve.— hablo.

— ¿Cómo se siente estar en embarazo? — frunci el ceño tomando de nuevo asiento a su lado.

— ¿Cómo se te ocurrió esa pregunta?

— Solo curiosidad.

Guardé silencio unos segundos.

— Lo siento aquí en mi vientre... Lo comparto todo con el...

— ¿Es más cercano a ti que yo? — susurró.

— Por supuesto que no es igual.— reímos.— Tu lugar es diferente cariño.

— Está creciendo dentro de mi, se alimenta de mi.

— Imagínate como sería si fuera tu bebé.

Negué sin pensarlo.— no puedo hacerlo, ni siquiera sé cómo podré renunciar a este bebé una vez que nazca Ayse, lo llevaré todos estos meses, le daré a luz y después lo entregaré.

Su mirada cambio.— será muy difícil.

— El señor Hazad quiere mucho a este bebé lo quiere más que a nada. El mismo me dijo que jamás va a renunciar a su hijo, cuando me dice esas cosas todos mis temores desaparecen, ya no me es tan difícil pensar en entregarlo. Si el me dice que estará bien es porque así lo será...

— ¿Y algo más?— me interrumpió.

— ¿algo más de que?

— cada vez que hablas del señor Hazad te brillan los ojos.. lo veo.

— Ayse deja de ser ridícula o me voy a enojar contigo.— sentencie claramente era mentira y solo buscaba hacerme enojar.

—esta bien.— volvió a sonreír.

— Me entretuviste aquí y ahora no podré estar listo a tiempo.— me levanté enseguida y seguí mirando el guardaropa.






— Bienvenido de nuevo señor Hazad, hace mucho no venía por aquí. Gusto en verlo.

— Señor Clark un placer de nuevo. He tenido mucho trabajo últimamente.

Me acerque a la vitrina.

— ¿En que puedo servirle?— se ajusto sus lentes.

— estoy buscando algo, es un regalo.

Mire entre todas las joyas, eran hermosas pero no lo eran lo que estaba buscando.

— Veo que ninguno lo convence. Obviamente es para alguien muy importante, deme un minuto.

Salió de mi vista y enseguida regreso con algo en sus manos.

La pequeña caja se abrió ante mis ojos.

— Este es.

— No encontrara nada como esto, eso sí es algo nuevo, es hecho a mano exclusivo por eso el precio tiende a variar...

— me gustaría llevarlo señor Clark.

— Es muy valioso, como la persona que piensa regalarselo.

Sonreimos, mis ojos seguian atentos sobre la hermosa joya.

Mi teléfono empezó a sonar de nuevo.

— Digame.

— Señor Hazad la reservación que pidió para el restaurante del puerto está confirmada.

— Muchas gracias.— el señor Clark me entregó el pequeño paquete.
Hasta que el aparato en mis manos sonó.

—Maldicion.— me había quedado sin batería, pero viendo el reloj en mi muñeca era claro que no tenía mucho tiempo y debía pasar por Eve.







—Ese debe ser el señor Hazad, ¿Crees que es demasiado?— Ayse que estaba acomodando las ondas de mi cabello coloco dos arreglos color perla sobre este a combinación con mi traje.

— Te ves precioso hermano, tu cabello resalta siempre, es el color más hermoso que mis ojos han visto seguramente serás el centro de atención.

— ¿Quieres hacerme sonrojar verdad?— tomo mi mano fuerte.

— Solo digo la verdad.

— Tu eres más hermosa que yo.— besé su frente y camine hasta la puerta.

— Voy contigo quiero ver el rostro guapo del señor Hazad quedarse deslumbrado.— la mire con asombro.

— por dios guarda silencio.— no podía evitar que la vergüenza subiera por mi rostro.

Bajamos las escaleras en silencio los dos hombres fijaron su vista sobre nosotros hasta que llegamos a su lado.

— Feliz cumpleaños de nuevo Eve te ves muy guapo.— el señor Sihan me abrazo.

— Muchas gracias.— mire hacía el señor Hazad que estaba en silencio.

— Deberían irse.— de nuevo intervino el señor Sihan, el señor Hazad aparto la vista de mi y tomo el pasador de la puerta parecía distraído.

— Vamos.— me tendió su brazo y lo tome sin decir nada.

La vergüenza parecía haber desaparecido siendo reemplazada por un aura completamente cómoda.






Mire una y otra vez el teléfono esperando una llamada o un mensaje de su parte.

No había nada, debí haberle avisado cuando tuve la oportunidad, está mañana por ejemplo.

Pero ¿porqué su celular sonaba apagado? Incluso los mensajes que había enviado a su celular estaban sin ser leídos.

Tome otro trago de vino, viendo como la botella estaba cada vez más vacía.

— ¿Más vino señor?— negué al joven frente a mi mirando a través del cristal el cielo nocturno acompañado de las luces sobre el mar.

Cuando estaba por levantarme este sono.
Era Izma.

— ¿Que pasa Izma?— ella sonaba preocupada.

— Andre se que estás en tu cena pero tú madre tiene la presión muy alta, estoy esperando que el medicamento funcione.— suspiré.

— Hazad nunca llegó Izma voy para allá.

Colgué el teléfono y salí del lugar después de que me entregaran mi abrigo.






°Capitulo 53°

— ¿Entonces habías olvidado que hoy era tu cumpleaños?— el señor Hazad hablo primero después de un tiempo.

— Últimamente todo había sido demasiado extraño... No recordaba el día ni la fecha. Todo ha sido un caos.— deje los cubiertos a un lado y el asíntio.

— Hemos pasado por mucho, no ha pasado demasiado tiempo pero si muchas cosas.

—Tiene razón, hace algunos meses estaba cocechando algodón en su campo y ahora...— me miró fijamente.

— La vida es como el aire... Se lleva algunas cosas y trae otras consigo ¿no crees?— sonreí.

— ¿Y usted ha cambiado últimamente?

— No sabes cuánto, tú nunca eres la misma persona que fuiste hace un tiempo atrás, gracias a todo lo que ha pasado. Pero mejor no hablemos de eso ahora.

— No tiene sentido hacerlo si le es desagradable.

— Tal vez tengamos que dejar de preocuparnos tanto por el pasado, eso debe ser nuestro error...— lo mire de nuevo.

— Puede ser... Pero creo que eso es algo inevitable.

Dejo los cubiertos a un lado como hice anteriormente.

— ¿Que esperas para tu vida actualmente?— respondí de inmediato.

— Solo paz, es todo lo que pido.

— Paz... — susurro.

Volví a tomar los cubiertos para comer.





— Muchas gracias abogado, no estaría en libertad de no ser por usted.

El hombre camino fuera del establecimiento a su lado.

— Descuide señor Demirel, solo hice mi trabajo.

El asíntio y tomo sus cosas.

— ¿A dónde piensa ir ahora?

— voy a ver a mis hijos, se que estarán muy felices de verme.

El otro hombre a su costado sonrío.

— Está bien, por favor dejeme pedirle un taxi.

— Está bien abogado no se moleste.— el joven nego.

— No es molestia descuide.





— ¿Usted sabía que es la primera vez que celebro mi cumpleaños?— mire la copa de agua en mis manos.

El me miró confundido.

— mi padre no me permitía hacer nada, mi papá en cambió se preocupaba por hacerme un pastel y Ayse se la pasaba todo el año ahorrando para poder comprarme algo. Pero con eso era suficiente... Tenía a mi familia conmigo.... Ahora esos días parecen tan lejanos...

— Tu padre ya saldrá Eve, falta muy poco.

Suspiré profundo.— Señor Hazad no es fácil vivir contando días, Ayse incluso esconde un calendario que marca cada noche. Los meses anteriores han pasado demasiado rápido, pero estos últimos días parecen ser eternos.

— Entonces pide un deseo cuando soples las velas de tu pastel.— sonreí incrédulo

— Que los malos tiempos pasen y tengas a tu padre contigo.

— No necesito un pastel, puedo pedir el deseo solo.

— Claro que no, necesitas un pastel.— hizo un gesto con su mano al aire.

Un pastel en tamaño pequeño fue puesto frente a mi, con la palabra "feliz cumpleaños" lo mire esperando una explicación, el solo junto sus manos y sonrío como nunca antes pensé verlo sonreír.

— Señor Hazad.... — sentía las lágrimas acumularse en mis ojos.

— Apaga la vela y no olvides pedir un deseó.

Asentí y me acerque a esta como un niño pequeño, los dos reímos antes de que la vela se apagará.

— Muchas gracias.

El aplaudió y no pude evitar no reir — Que tengas un feliz cumpleaños.





Mire de nuevo el comunicador del auto esperando que Hazad contestará pero no lo hizo.

La desesperación corrió por mis venas y apreté el volante en mis manos.

"¿Debería hacer una reservación? Quiero que tengamos tiempo para nosotros." Hazad asíntio mientras ajustaba su corbata.

"Está bien" salió por la puerta pero lo detuve.

"Te avisó si hago hoy la reservación." Sus ojos me miraron y se aparto sin decir nada más.

No tenía caso seguir insistiendo, así que deje de llamarle.





Le juro que no puedo comer mucho más.— deje el plato del pastel a un lado.

— Pero está delicioso, come un poco más.

— Ya comí suficiente, pero todo es por este pequeño estoy seguro que quiere hacerme engordar.— el río por mi comentario.

— Señor Hazad.. el pastel.. la cena y todo estuvo maravilloso se lo agradezco.

— Falta algo más.

¿Algo más?

Saco del interior de su traje una pequeña caja color negro.

— Espero que te guste.— la recibí en mi mano.

— Señor Hazad realmente no era necesario.— podía sentir la pena quemando en mi interior.

— Pero yo quería hacerlo, es tu cumpleaños.

La abrí y una hermosa joya azul salió a la vista.

Lo mire.— es un colgante del color del cielo...

— Dijiste que cuando estabas triste te refugias en el, quise que lo tuvieras siempre contigo.

— Nunca había visto algo así... Muchas gracias, jamás me lo quitaré.

Lo saqué con mucho cuidado, y lo pasé sobre mi cuello.

— ¿Dígame cómo me queda?— sus ojos sobre mi pecho.

— Te queda muy hermoso.

— No debió molestarse.— negó.

— No quiero volver a escuchar eso, comparado con la felicidad que me otorgas esto no es nada.

— Es realmente hermoso señor Hazad, aunque deberíamos irnos, Ayse debe seguir despierta esperándome.

— por supuesto. — hizo un gesto volviendo a mirarme.





— Bienvenido Andre.— Izma tomo mi abrigo.

— ¿Cómo está mamá? — ella se hizo a un lado.

— Su presión bajo pero sigue alta.

— ¿está durmiendo?

— No sigue despierta.— pase por su lado.

— Iré a verla.

Subí las escaleras en camino a su habitación.

— Hola mamá, ¿Cómo estás?— besé su frente.— te ves un poco pálida.

Sus ojos me miraron con tristeza.

— No te preocupes estoy bien, solo hay unos pequeños problemas pero se resolverán y con Hazad estamos bien así que no te preocupes.— sus ojos seguian tristes.

— Soy un adulto, puedo manejarlo...

Su rostro se volvió mas pálido y empezó a verse muy mal.

— ¡Izma ven!— grite mientras buscaba por todas partes su medicina.

— Tranquila mamá todo estará bien. — estaba perdiendo el conocimiento.

— ¡Izma llama a una ambulancia mi madre no está bien!— las lágrimas salieron.

— ¡Mamá! ¡Quédate conmigo no me dejes! —trate de llamarle pero no respondía.

Solo podía llorar a su lado.





Mis manos seguian sobre aquella joya en mi pecho, la sensación de tenerla sobre mi hacía que no pudiera aparatar mi manos de ella.

— podríamos escuchar música. — su rostro sonrío.

— por supuesto.

— Ayse y yo teníamos un juego, escuchábamos la radio y nos dedicabamos una canción cada una. La primera canción es para usted, ¿le parece bien?— el asíntio sin abandonar la sonrisa que estaba en sus labios.

— ¿Como enciendo la radio? — no quería tocar nada que no supiera.

El hizo un gesto sobre la pantalla y está se encendió.

Nota importante: la siguiente canción la verán muchas veces en esta obra ya que es la canción insignia de está novela, incluso la segunda parte lleva su nombre.

Dualar....eder insan, Mutlu bir ömür için.
Las personas rezan, Para una vida feliz.

Los recuerdos de la primera vez que cruzamos miradas llegaron a mi rápidamente.

Su mirada era fría y bastante distante a los demás.

Sen varsan her yer huzur, Huzurla yanar içim.
Si tu estas allí, la paz esta en todas partes, Mi interior se quema con la paz.

Le mire por un segundo y el volteó a verme de la misma forma.

Çok şükür bin şükür seni bana verene.
Gracias a dios, mil gracias que te dio a mi.

Yazmasın tek günümü sensiz kadere.
Incluso ni un solo día debe ser escrito en mi destino sin ti.

Ellerimiz bir, gönüllerimiz bir.
Nuestras manos son una, nuestras almas son una.

Ne dağlar, denizler engeldir sevene.
Ni las montañas, ni los mares son un obstáculo para el que ama.

— Si le disgusta podemos cambiarla.— pase mi mano por la pantalla pero el tomó mi mano enseguida.

— Está bien, no te preocupes.

Soltó mi mano después de mirarnos un momento y volví a reclinarme en el asiento mi mano inconsciente volvió a mi pecho, una calidez guardandose en mi pecho.

Bu şarkı kalbimin tek sahibine.
Esta canción es " para el único dueño de mi corazón".

Ömürlük yârime gönül eşime.
Para mi amor eterno, mi alma gemela.

Bahar sensin bana gülüşün cennet.
Mi primavera eres tu, tu sonrisa es mi paraiso.

Melekler nur saçmış aşkım yüzüne.
Los ángeles siembran resplandor en tu cara, amor mío.

La canción termino al llegar frente a la casa del señor Sihan.

— le agradezco mucho por todo señor Hazad, fue maravilloso y muchas gracias por el collar.

El sonido de otro auto llegando a unos pocos metros de nosotros se hizo claro pero mi atención no estaba ahí.

— Feliz cumpleaños.

— gracias.

Nos acercamos bastante torpes hasta que sus labios rozaron mejilla.

— Nos vemos.— se despidió antes de subir a su auto y desaparecer entre la oscuridad de la noche.

Ayse debía estarme esperando, no perdí tiempo y abrí la puerta de la entrada para subir las escaleras, un paso tras otro.

— ¡Eve!— esa voz.

Me gire al instante.

El me observó atentó, sus ojos parecían querer decir algo más pero su rostro reflejaba una expresión de enojo que no supe decifrar.

— Papa.— salió de mis labios sin poder creerlo.

°Fin de la primera parte°
























°Capitulo 54°

— Tu serás el próximo monarca de esta familia, ¡¿Cómo es posible que saques esta nota Hazad?!— el papel cayó a los pies del niño cabizbajo.

El hombre prepotente llegó en minutos dónde se escuchaban los sonidos.

— ¿Cera que estás haciendo? Deja en paz al niño.

— Pero cariño....

— Ya me escuchaste. No te atrevas a desobedecerme.

La mujer suspiro con resignación, había puesto demasiado empeño en encontrar una persona competente que pudiera enseñarle a su hijo debidamente.

— Estudiaras toda la noche hasta memorizar este libro.

El pequeño niño asíntio para luego correr en dirección a la puerta de roble y desaparecer detrás de ella.

Al otro lado de la calle un pequeño de su misma edad miraba con asombro como el niño corria hasta salir de la gran mansión para sentarse a llorar bajo un árbol cerca de el.

El pequeño niño fue hasta el y se sentó a su lado.

— No deberías llorar..

El pequeño niño levantó la cabeza y miro al otro a su lado.

— ¿Quien eres tu?— el pequeño sonrío.

— Soy Andre.— le tendió la mano.

El niño dudo un poco antes de estrecharla.

— Soy Hazad.

Andre sonrío de lado a lado.

Definitivamente le gustaba su nombre.

— Vamos deja de llorar.— Andre bufo recostandose en el árbol.

— No se como sea tu vida pero no tienes que llorar, muchas personas tienen vidas peores que la tuya.— el niño limpió sus lágrimas.

—¿Cómo la tuya?— Andre negó.

— Como la de ese niño..— apunto a un pequeño pelirrojo más pequeño que los dos presentes.

Este cargaba unos trozos de madera más grandes que su propio cuerpo.

Estos cayeron al suelo haciendo un gran ruido. El niño pelirrojo trato de levantarlos nuevamente pero sus brazos pequeños no se lo permitían, pronto empezó a sollozar.

Hazad se levantó de inmediato, debía ir y ayudarle.

Una mano se puso sobre su brazo.

— Déjalo, estará bien...

— Pero, no puede.— Andre rio ante su comentario.

— por supuesto que el solo no podrá.— volvieron a mirar y otro niño apareció detrás del pelirrojo para ayudarle a cargar.

El niño de cabello castaño estaba ayudándole a cargar con la pesada madera y la puso sobre sus hombros.

— ven siéntate. ¿Que hacías llorando?— Andre le hizo espacio.

— No es importante....— Hazad puso sus brazos sobre sus rodillas.

— Claro que lo es, nadie lloraría por nada.

— No lo es realmente, ¿dime tú qué haces aquí?— Andre se sonrojo poniéndose nervioso.

— Yo.. pasaba por aquí y te vi...— hablo con vergüenza.

— De hecho no, acabas de escapar de tu casa también. Esa mujer te está mirando con desaprobación...— Andre siguió la vista de Hazad.

— Bien, si estaba tratando de escapar... No quiero casarme.— Hazad lo miro confundido.

— Yo también pronto conoceré a mi prometido.— Andre rio por el comentario de Hazad.

— Estamos igual entonces.

Los dos niños miraron al otro lado de la calle, el niño pelirrojo volvió a pasar ahora con baldes de agua en sus manos.

El niño castaño seguía detrás de el hablandole pero el pelirrojo parecía no prestarle atención, estaba preocupado por no dejar caer el agua de los baldes.

En un segundo el niño castaño que era más mayor que el pelirrojo, eso pudo deducir por su estatura, se tropezó y empujó al pelirrojo que dejó caer los baldes al suelo.
Este enseguida trato de tomar los baldes y recuperar algo de agua pero no sirvió de nada. Sin resistír las lágrimas sus ojos empezaron a llover.

El castaño trato de animarle pero solo lo asustaba.

Hazad se levanto enseguida y corrió hasta el pelirrojo, tomo los baldes mientras Andre veía del otro lado.

El camino hasta una fuente cercana y recogió agua en los baldes, para luego cargar con ellos hasta el pelirrojo que lo miraba asombrado.

El niño castaño enojado se fue de la escena.

Andre del otro lado veía como Hazad ayudaba a ese niño llevando los baldes con agua.

Un sentimiento de tristeza le lleno el corazón así que corrió para alcanzarlos pero resbaló contra el césped y cayó sobre el.

— ¡Ayuda!— los ojos lagrimeantes de Andre y la voz entrecortada alerto a Hazad que se detuvo.

Le dijo algo al niño pelirrojo y los dos fueron a ayudarle pero Andre no dejo que el pelirrojo se le acercara.

Con cuidado Hazad lo levantó y lo ayudo a sentarse bajo el árbol en el que habían estado hace unos minutos.

Uno de los baldes estaba a su lado así que Hazad tomo un poco de agua y la paso por la rodilla herida.

Andre solo podía sonreír mientras el niño pelirrojo volvió a tomar los dos baldes dispuesto a irse pero Hazad lo detuvo informándole que aun le ayudaría.

El semblante de Andre cambio y mientras los veía irse no quería que Hazad se alejara por eso se levantó sin ayuda y trató de caminar fallando de nuevo en el proceso.

Hazad lo miro un momento y volvió con Andre, el niño pelirrojo miró como Hazad se alejaba y entonces decidió irse cargando los baldes dejándolos a los dos.

— lamento que tengas que ayudarme...— Andre hablo pero Hazad negó.

Los dos se quedaron sentados de nuevo contra el árbol.

Hazad saco una pequeña hoja de su medio pantalón y empezó a ojearla.

— ¿Que es eso?— Andre hablo.

— Son mis calificaciones, saque una mal.— Hazad se la paso.

— ¿Por eso llorabas?— Hazad asíntio.

— Debo verificar en que falle para corregirlo.

Andre bufo, Hazad seguía viendo la hoja.

No le gustaba que Hazad estuviera tan concentrado en algo tan superficial, mirando aburrido a otro lugar divisó a su costado una astilla de árbol levantada.

Intentando tocarla, está perforó un poco sobre su dedo.

—¡Ah!— Andre miro su dedo ganando la atención de Hazad de nuevo.

— Está sangrando...— Hazad murmuro pero no había algo con que limpiar así que tomo su hoja de calificaciones y la doblo colocándola sobre el dedo de Andre.

El rostro de Andre se iluminó, su sonrisa durando el día entero, enserio amaba la atención de Hazad.

°Capitulo 55°

— Porque no nos dijiste nada te hubieramos ido a buscar papá.

El se detuvo una vez que entro.

— quería darles una sorpresa.

Sonreí.— pasa no te quedes ahí afuera.

— Hijo, ¿Que estabas haciendo con el señor Hazad? Los ví demasiado cercanos.

— No, papá nada de cercanía ¿como crees? —el volvió a preguntar.

— Eve, ¿de quién es esta casa? Pensé que estabas trabajando en la mansión Jadar. La señora Jadar me dió está dirección.

— Papito te explicare todo pero no aquí en la puerta vamos.

Logré convencerlo de venir a mi lado.

Pero aún así seguía notablemente serio.

Ayse bajo por las escaleras y al verlo no podía creerlo.

— Papá.— ella corrió a su encuentro pero aún así el sentimiento de inquietud no desapareció de mi pecho.

— ¿Cuando saliste libre papá? ¿Tu sabías algo de esto Eve?— negué a su pregunta.

— No quería decirlo.— sonrío y volvió a abrazarle.






Pase por la puerta principal viendo a mi padre solo en la mitad del lugar.

— Papá, ¿puedo hablar contigo un momento?— me observó enseguida.

— Te estaba esperando Hazad.

Tome asiento.

— Las noches... Ahora son más largas a como eran antes Hazad. La casa parece más oscura últimamente y cada vez me siento más viejo... Ahora pienso... En qué momento del camino me equivoqué tanto hijo, me preguntó que hice tan malo para merecer todo esto.

— Papá...

— Yo.. me sentí orgulloso de mi familia, nos veía como un gran jardín pero ahora todo parece un pantano.

— No digas eso papá...

— Mi propia esposa, fue capaz de terminar con la vida.. de mi nieto indefenso, antes de que pudiera llegar a nacer..tenía consuelo de llegar a verlo.. antes de que se acabará mi vida, pero mi destino era ser castigado con esto..— lloró.

Suspiré.— yo.. tengo que contarte algo papá pero tiene que quedar entre nosotros.

— No quiero saber de nada que pueda lastimarme más...

— Está vez no.. tu nieto está vivo papá.

Su expresión de no poder creerlo.— Eve no aborto pero no puedes decirle a nadie.

— Es la mejor noticia que puedes darme hijo.

— A quién debemos darle las gracias es a Eve no a mi, el fue quien decidió protegerlo.

— Bendito sea Eve entonces, debo darle mi reconocimiento.

Sonreí.— pero nadie puede enterarse papa es un secreto, te lo digo para que dejes de preocuparte.

— Entiendo hijo, pero dime Andre sabe algo de esto.

— No papá.

— Pero tienes que decírselo hijo, podría hacerle mucho daño, no debe preocuparse.

— Por ahora nadie debe saberlo papá.

El sonrío su tristeza había desaparecido.

Algo nos interrumpío era su teléfono.

— ¿Bueno? Hola Andre querido.

Me miró de nuevo.

— Si, Hazad está aqui, un momento.— me tendió el teléfono.

— Andre.

— Hazad, estoy en la casa de mi madre tuvo algunos problemas de presión está noche.

— ¿se encuentra bien? ¿Necesita algo?

— no te preocupes la estabilizaron y ahora está bien solo fue un susto.

— Si es necesario puedo llevarla al hospital Andre.— guardo silencio.

— No es necesario, ya está mejor.

—¿Y tú cómo estás?

— Bien, regresaré pronto hablaremos.

— Bien.

Le tendí el teléfono de nuevo a mi padre que me miró extrañado.

Cuando estaba por decir algo la persona menos esperada llegó a nuestro encuentro.

— Hazad.. que bueno que llegaste hijo.

— Buenas noches papá.— me levanté pasando por su lado sin dirigirle la palabra.

—Podemos hablar un momento...— no presté atención y seguí mi camino.

Mi padre también se levantó sin decir nada y se retiró.






—¿Porque no nos dijiste que saldrías hoy papá? Cuéntanos cómo fue todo...— el sonrío.

— Les contaré todo con detalles.— se dirigió a mi nuevamente.

— ¿Dónde estabas tú Eve? ¿Que estabas haciendo con el señor Hazad?— sabía que no podía huir de esto.

— Papá bueno... Lo que pasa...

— Eve, ¿Que hacías el señor Hazad a esta hora? Ese hombre...

— Mi hermano estaba trabajando papá.— Ayse intervino.

Seguí su idea.— Papá.. la empresa Jadar tenía una fiesta y me pidieron que fuera a ayudar.

— ¿Y fuiste vestido así? ¿De dónde sacaste ese collar?— sentía que las palabras no podrían salir.

— Este collar... No es nada solo es fantasía papa, es que hoy me pidieron que me arreglará.. había clientes muy importantes.. por eso me dijieron que tenía que verme muy bien y cómo era tarde el señor Hazad vino a dejarme.

— Así que estabas trabajando como empleado en la casa de los Jadar..

— Si papá, en un tiempo fue así pero tuve que dejarlo...

—¿entonces esta casa es?— Ayse me miró.

— Es del señor Sihan, un buen amigo del señor Hazad... Estoy trabajando en su restaurante....es muy amable, pero estamos aquí temporalmente.... Lo importante es que ahora estamos juntos.— tome su mano.— encontraremos una casa solo para los tres, ahora nos mantendrémos nosotros solos.. tal como siempre lo soñamos.— besé su mano.

— Desde ahora nunca nos separaremos. Todo lo malo se terminó.— el asíntio nostálgico.

No podía decirle nada y eso me hacía sentir demasiado preocupado, al sentir que no me creía del todo.





Pase la puerta del otro lado.

— ¿Entonces tu mamá está bien?— deje mi abrigo a un lado y tome asiento.

— Ya no hay nada de que preocuparse.

— Que bueno que ya pasó.

— Gracias.— el silencio reino.

Su rostro estaba totalmente serio y su mandíbula tensa.

— Tu teléfono estaba apagado.

— Me quedé sin batería.— respondió sin mirarme.

— Podrías haberme avisado.— le reproché, realmente me frustraba su falta de interés.— habíamos quedado en hacer algo esta noche, lo conversamos.. dijimos que nos haría muy bien.

Parecía confundido.— yo recuerdo que quedamos en que me confirmarias y no pude restaurar la batería de mi teléfono, lo siento.

Me crucé de brazos.— ¿Y que estuviste haciendo a esta hora?

—sali a cenar.

— Siempre tienes cenas de negocios Hazad, ¿Cuando podremos hacer algo nosotros dos?

— Apenas pueda.— su rostro seguía son decirme nada.

— ¿Tu estás bien?

— No.

Pase a su lado colocando mi mano en su hombro.

— Hazad.. es hora de seguir con nuestras vidas, ahora todo será como era antes, somos los dos solos y yo también me repondre.— el me miró por primera vez desde que había llegado y paso su mano por mi rostro.

— Tenemos la oportunidad de volver a ser felices... — aunque su mano era dulce su rostro no decía nada.

— te ves muy cansado, yo me daré un baño y pronto estaré contigo.

Asintió sin volver a hablar, no sé que está pasando exactamente pero me preocupa demasiado, nunca había sido tan inexpresivo.

Cómo si no sintiera nada.

















°Capitulo 56°

Papá sonreía en la mesa está mañana, al parecer se había tranquilizado un poco con mis palabras.

— Quisiera que encontraramos otro lugar, no me gusta estar en la casa de personas extrañas.

—No te preocupes papá, pronto encontraremos otro lugar.— Ayse también asíntio, le había hablado una vez que el se fue a dormir para que me ayudara y papá aún no se enterara.

El timbre de la puerta nos alerto a todos.

— ¿Buen día?— una persona desconocida estaba en la puerta.

— Buen día, vengo por parte del señor Hazad para llevar a Ayse a la escuela y realizar su matricula.

Ayse chilló de emoción detrás de mi.

— ¿no estabas en la escuela hija?— papá hablo.

— podría esperarnos un momento.— el hombre entendió mis palabras.

Volvimos adentro con la mirada confundída de mi padre.

— Dijiste que hibas a la escuela Ayse.— mire a Ayse y me acerque a papá.

— Papito.

— ¿Porque me están mirando así? ¿Entonces todo era una mentira?

— Papá, Ayse cambió de escuela nada más.

El se cruzó de brazos.

— Ayse... Tuvo una cirugía papá... Después de que la encontre en dónde nos dijiste, tuve que llevarla enseguida al hospital había caído enferma y necesitaba una cirugía.

Sus ojos se llenaron de tristeza.

— ¿Ahora estás bien?

— Estoy bien papá no te preocupes.— sonrio.

— pero como.. ¿Quien pagó esa cuenta?— pregunto de nuevo.

— La señora Jadar papá.

— Claramente la señora Jadar ha hecho mucho por ustedes mientras yo no estuve, lo que no entiendo... Es porque fue tan descortés conmigo anoche.

— ¿Fue descortés contigo?— lo mire atento.

— Si, fue extraño.

— Quizás.. estaba enojada por algo y se desquitó contigo.— trate de no sonar nervioso.

— Ya tenemos que irnos, recuerden que el chófer sigue esperando afuera...— mire a Ayse agradeciéndole internamente, si papá seguía preguntando terminaría por decir algo que no debo.

— Si, debemos irnos, tu descansa papá.

— no puedes cariño, tu tienes que ir a trabajar.— me congelé en mi lugar.

Tome una respiración ntentando calmarme.— Es cierto...lo había olvidado.

— Bueno, Ayse y yo podemos ir.. tú puedes ir a trabajar.

— De acuerdo.

— ¡Vamos papá se hace tarde!— Ayse lo tomo del brazo emocionada.

El señor Sihan no me dejaría volver a ayudarle en el restaurante de nuevo, no había manera de seguir mintiendo, se me agotaban las ideas.

Una vez salieron me recliné en el sofa.

Muy pronto mi estómago seria más visible y ya no habría forma de ocultarle la verdad a papá, tenía demasiado miedo de su reacción.

— Dios mío dame fuerzas, ayúdame.— pase mis manos por mi rostro.

Cuando estaba por levantarme mi teléfono me distrajo un momento.

— ¿Bueno? Si con el.— era del hospital.

— llamábamos a recordarle que hoy tiene control para el bebé.

— ¿Es hoy?— estaba demasiado distraído.

— Por supuesto, en la tarde. ¿No puede asistir?

— Si, lo lamento voy a asistir. Gracias nos vemos pronto.— la señorita colgó.

Como podía enfocarme con todo lo que estaba pasando.






— Hazad ya no es el mismo Izma.

Camine hasta el pasillo de la primera planta.

— Acaba de perder a su bebé por supuesto que debe estar devastado.— ella intento animarme pero estaba claro que ese no era el tema.

— No, aquí hay algo más.

— No me digas que aun sospechas de Eve, Andre ya no hay Eve te estás angustiando por nada.— sonreí a la nada.

— Eso es justo lo que me preocupa, ya no hay Eve, mucho menos bebé entonces, ¿Porque tiene esa actitud?

— Quizás deberías replantearte bien lo que haces Andre... ¿Hablamos luego?— mire confundido sobre la mesa un sobre que tenía el nombre de Hazad.

— Está bien Izma hablamos luego.

Tome el sobre en mis manos, provenía de una joyería.

¿Un collar de 45.000 Liras diseño exclusivo? Hazad no me había dicho nada de un collar todo este tiempo, seguí leyendo, lo había comprado recientemente o está factura no estaría llegando en este momento.

— Espero que este regalo sea para mí Hazad.

Volvi a la habitación por las llaves de mi auto.





— Buen día señor Hazad.— hablé extrañado tras la llamada de Eve.

— Buen día Eve.

— Eh, yo lo llamó.. porque me acaban de contactar desde el hospital, hoy tengo control y quería saber si usted asistiria.— observé los documentos frente a mi.

— Por supuesto, estaré ahí. ¿A que horas tienes el control?

— A las tres.

— De acuerdo, pasaré por ti a la una y media.— hablo enseguida.

— No, no se preocupe puedo ir directo al hospital y nos encontramos en el.

Mire el reloj de mi muñeca.

— Bueno como tú quieras.

Cuando estaba por cortar hablo.

— Otra cosa señor Hazad, con todo esto no había podido contarle.... Mi padre llegó anoche.

— ¿Tu padre?

— Si, tuvo el juicio y le dieron la salida, no nos dijo nada porque quería darnos una sorpresa, llegó después de la cena.

Sonreí ante su tono de alegría.

— Cuánto me alegro Eve, ¿lo ves? Ya tienes a tu padre contigo.

— Si.. estoy nervioso porque si se entera que estoy embarazado no sé cómo podría reaccionar.

— es cierto, pero no te pongas nervioso, encontraremos alguna solución. ¿El está en casa ahora? —podiamos buscar una manera de decirle.

— No, salió con Ayse para su escuela, eso es otra cosa. Estaba loca de alegría muchas gracias por todo señor Hazad.

— No hay de que.

— Bueno entonces nos veremos en el hospital..

— ¿Estás seguro? puedo ir por ti.

— Realmente puedo ir por mi cuenta muchas gracias, no quisiera.. que mi papá nos viera y malinterpretara las cosas..— tenía razón.

— Está bien, nos vemos.

Deje el teléfono a un lado cuando Andre apareció en mi visión.

Paso hasta el asiento en frente.

— Pasaba por aquí y quise venir a verte.

Deje el bolígrafo a un lado.

— ¿Tu madre está bien?

— Si, ya está mucho mejor.— su mirada se sentía diferente.

— ¿Quieres tomar algo?— pregunté pero negó.

— ¿Porque no salimos hoy en la noche?

— Te lo dije antes Andre, tengo que viajar a Chipre esta noche.

Su ceja se arqueó, habíamos hablado en la mañana.

— ¿entonces cuando podremos salir los dos?

— Es difícil decir, cuando el trabajo lo permita.— hablé lo más tranquilo posible.

— Entiendo.— suspiro.

—¿te pasá algo?— esperaba un si de su parte.

— No, ¿Que habría de pasarme?— el teléfono de la oficina interumpio.

— Dígame.

— Señor Hazad lo estamos esperando para la reunión.— la expresión de Andre cambió.

— Bien, voy en un momento.

Me levanté y el hizo lo mismo.

— Tengo que irme a una reunión.

— ¿Cual fue el último regalo que me hiciste?

— ¿porque preguntas eso?

— No lo recuerdas verdad... Fue hace mucho tiempo.. como sea te dejo para que trabajes, que te vaya bien. — salió de nuevo dejándome mil dudas.







Salí de la oficina con el enojó subiendo hasta quemarme por completo, había confirmado mis sospechas, ese collar que Hazad compró no era para mí.

Estoy seguro que era para Eve, moría por ir a ver qué tan hermosa era aquella joya.






















°Capitulo 57°

Lo último que necesitaba ahora era una pelea con el señor Andre que ahora tocaba la puerta.

— Sabía que no te rendirias.— mire a otro lado.— ¿Que estás mirando? sabes bien de que estoy hablando.

— La verdad no tengo idea a qué se refiere.— las feromonas de este hombre siempre lograban generarme malestar.

Su mirada en mi pecho.

—¿Quien te compro ese collar?... Fue Hazad ¿no es así?— cerré los ojos cansado, estaba empezando a sentirme mal.

— Mírame a la cara cuando te hablo.

— Si señor Andre, el señor Hazad lo compro.— su rostro se deformó aún más.

— ¿Acaso no te dije que te mantuvieras alejado de él?— suspiré.

— Señor Andre, nadie está haciendo nada malo aquí.

Rio.— Ya conozco como funciona esa mente retorcida tuya.. se que estás intentando seducir a Hazad, pero sin importar lo que hagas nunca te lo entregaré.

Su mano en un segundo término sobre mi pecho arrebatandome el collar.

Tome su brazo.— ¡Que está haciendo señor!

—No me pongas a prueba Eve, si no dejas a Hazad en paz voy a matarte ¡¿entendiste?! ¡Voy a matarte!— grito.

— Señor Andre.— Mi mano en su brazo hizo que soltará el collar y pude recuperarlo.

— Fuera de aquí.— Aunque fuera su padre algo en mi interior me decía que el bebé no lo quería cerca.

—¿Que pasa si no me voy? ¿Me vas a acusar con Hazad?— se soltó de mi agarre.

— No necesito acusarlo con nadie, se defenderme bien solo.

— Te juro que nunca lograrás quitarme a Hazad, nunca te entregaré a mi esposo ¡Sin importar lo que hagas ¿me escuchaste?!

— ¡Largo de aqui!— desaparecio tras la puerta llevándose sus feromonas consigo.

Toque mi vientre sintiendo como el malestar se hacía insistente y tuve que sentarme, un escalofrío recorrió mi cuerpo por completo.

— Está bien... Tranquilo... Tu padre te ama pequeño, solo estaba enojado cariño.

Pasaba mi mano esperando que el dolor pasara y así lo hizo, si alguna vez pensé en hablar con el señor Andre para que nos acompañará al hospital debía descartar esa idea nuevamente.

Mire con dolor el collar que se había roto, ya no volvería a estar igual.





— Todavía estoy enojado... No pude decirle todo lo que quería Izma.— hablé escuchándola en el auto.

— De verdad no te reconozco Andre..

— Incluso estaba desafiante, no sé quién se cree que es, ¡No es más que un plueberino con el sueño de ser rico a costa de otros! ¡Nada más!— hablé con todo la rabia contenida.

— Está bien Andre..

— Pensé que todo desaparecería con el bebé ¡pero mira! ¿Porque ellos siguen viéndose? Incluso le ha hecho regalos.

Mis manos sobre el volante eran fuertes.

—¿Entonces crees que el señor Hazad y Eve son...? Cómo decirlo.

La corte.— Hazad es inocente Izma, ¡Todo esto es obra de un oportunista que ha tenido suerte! Conozco bien a los de su tipo. Conozco demasiado bien a Hazad desde hace muchos años ,es un hombre dulce y se preocupa más por los demás que por el mismo. ¡Claro que lo seduciría! —me dolía el corazón, pero mi odio era más fuerte.

— ¿hablaras con el?...

— No lo sé.. cada vez que tocó el tema discutimos Izma, sabe que tengo razón siempre la tengo. Pero con cada discusión que tenemos Hazad se aleja más de mi..

Sabía lo que venía.— pero te estás haciendo daño tu. Lo que puedes hacer es hablar y aclarar todo en su relación sin usar tus tácticas, pueden ir a terapia de pareja...

— ¿Cómo que tácticas? Además no necesitamos algo así, solo tengo que quitar a Eve del camino y todo volverá a ser como antes.

— No te hagas el inocente conmigo Andre, deja de actuar como un niño... Sabes que yo se todo sobre ti, bueno aunque el señor Hazad no se podrá separar de ti aunque quiera.. ese es un punto a tu favor.

— No se dónde están esos documentos y tengo mejores cosas que hacer, es mejor hablar con más calma, el viajara a Chipre hoy. Hablaremos cuando vuelva... Estaremos más calmados para conversar.

— Bien, te estaré esperando con un té no demores demasiado.

— necesitaré más que eso.— hablar con Izma había ayudado a disipar mi enojo, me sentía más libre.

Solo debía pensar mejor las cosas.




—Todo se ve muy bien, el bebé está muy sano.— la sonrisa en mi rostro era imposible de borrarse.

— Su mamá lo ha estado alimentando muy bien ¿no es así?— Asentí a la doctora.

Mire al señor Hazad a mi lado, su vista fija en el pequeño televisor.

— además de los factores psicólogicos en el embarazo el bebé lo siente todo, cualquier disgusto, angustia, temor, el bebé sentirá todo como si fueras tú así que recuerda mantener una actitud positiva.. ve la vida y el mundo con optimismo, no te deprimas..— ella hablo y trate de sonreír.

— También te recomiendo caminar al aire libre y seguir comiendo saludable.

— Gracias doctora.

— ¿Ya eligieron un nombre para el bebé? — nos miro a los dos, pero yo aparte la mirada, no era una decisión que me correspondía.

— Aún no doctora.

— Es una decisión complicada.... Eso es todo por hoy, te veré en el próximo control Eve.— la doctora nos despidió muy amablemente.

Acomodé mis pertenencias y salimos del hospital.

— ¿Gustas sentarte un momento? — el señor Hazad estaba atento a la imagen en sus manos.

— Está bien.— tomamos asiento bajo las mesas del árbol.

El silencio se extendió unos minutos, los dos mirando la fotografía en blanco y negro.

— gracias por cuidar del bebé Eve.

— No se preocupe señor Hazad.

Sonreí pasando mis dedos por la imagen.

— Espero que se parezca a usted, va a ser todo un galán.— el río.

— ¿puedo quedarmela?

— Claro.— guardo la imagen en su traje.

Volvimos a quedar en silencio, mis pensamientos seguían siendo un caos.

— ¿Estás bien?

— para esconderle la verdad a mi padre, tuve que decir muchas mentiras señor Hazad... Solo me acordé de el.

— Si lo que quieres es contarle la verdad, está bien podemos decírselo juntos así podré explicarle todo.

— Señor Hazad no estoy listo para eso.. Ayse si fue capaz de entender pero mi padre.. no sé si sea tan comprehensivo ...necesito más tiempo.

Su teléfono me impidio continúar.

— Bueno.

Su mirada fija en otra parte.

— muchas gracias.

Dejo el teléfono a un lado.

— Era por mi reunión en Chipre.. se canceló.

Asentí distraído de nuevo.

— no te preocupes demasiado, recuerda lo que dijo la doctora, lo que tu sientes.. lo siente el bebé.

— Lo se, pero no puedo evitarlo.

El se levantó.

— Tienes que distraerte vamos.

— ¿a dónde?

— ¿Recuerdas tu deseo de cumpleaños? Dame un momento.— miró su reloj.— hoy iremos a hacer realidad tu deseo.

— pero mi papá... Que le diré, estará preocupado.

— podrás hablar con el cuando llegues a casa.— seguí su paso.

— Pero.. señor Hazad.. no vamos a salir de Estambul ¿verdad?.

— Deja de hacer preguntas y solo sígueme.

Mis pasos inseguros lo siguieron hasta su auto.

°Capitulo 58°

— Señor Hazad, mire que lugar tan bonito está lleno de paz y tranquilidad.— la alegría que sentía en mi corazón era inmensa.

Nieve había por todos lados, era realmente hermoso de admirar.

— Solo espero haber ayudado con tu deseo. Eso es todo.

— Me alegro el día.. muchas gracias por eso... — no podía dejar de mirar a todos lados.

— Puedes caminar al aire libre, sentirte en paz y esta noche tener una maravillosa cena ¿te parece?— junte las manos sobre mi rostro con alegría.

— ¡Escuchaste jovencito! Todo esto es para ti.— mire mi vientre por encima del abrigo.

— No es solo para el, también es para ti, te he visto tan preocupado que quería traerte a este lugar.

— Se lo agradezco.

Volví a mirar, mis ojos cayeron sobre lo que parecía ser un muñeco de nieve.

—¡Un muñeco de nieve!

Corrí a hasta el sin ir demasiado rápido.

— al parecer el viento lo desarmó un poco.— faltaban muchas partes en su rostro, estás estaban esparcidas a su alrededor.

— No te preocupes amigo de nieve, te ayudaré a verte bonito.— el río por mi comentario.

Tome todo lo que podía en mis manos.

— Ponemos esto aquí.— sus ojos.— y esto acá.— su nariz.

— Déjame intentar. — el me ayudó a colocarl lo demás.

— Lo lamento, cuando ví la nieve me sentí como un niño pequeño de nuevo.

— la nieve siempre nos recuerda nuestra infancia.— sus ojos parecían estar igual de alegres que su sonrisa.

— si, es cierto.

Mire al horizonte.

— ¿en que piensas?

— No es nada importante... Solo recordaba escenas de mi niñez.

— Cada recuerdo de esos es muy importante y a juzgar por tu mirada deben ser lindos.— el rubor corrió por mis mejillas.





— Ayse, ¿hasta que horas trabaja tu hermano?— ella lo miro sin saber que responder la pregunta la había tomado desprevenida.

— Aveces se demora.. ya que depende de los clientes.. pero no te preocupes, hablé con él y me dijo que llegara un poco tarde.— el asíntio no muy convencido.

Sabía que sus hijos estaban muy extraños desde que el llegó.

— Está bien.. solo me preocupa que este trabajando tan tarde. Las calles no son seguras en la noche.

— el restaurante no es tan lejos papá, no tienes que angustiarte.— trato de calmarlo.

— No puedo evitarlo, pero bueno, esperaremos su regreso.— abrazo a su hija.




— Algun día podrá ir a nuestra ciudad natal señor Hazad, ahí casi nunca nieva. Es muy extraño cuando pasa.— no dijo nada pero mostraba atención a todo lo que decía.

Se acercó más a mi lado.— cuando era niño, le pedí al cielo que nevara... Hasta que un día escuchó mis súplicas o al menos eso me gusta pensar.

Lo mire un segundo

— Cuando desperté estaba nevando... Todo estaba blanco como cubierto de azúcar, era una vista maravillosa.. pensaba que si abría la ventana y tomaba un poco de nieve sería dulce.. pero mi papá me detuvo tomándome del brazo. Aún tenía fiebre por haber dormido frente a la estufa. Llore y le rogué, "papá solo quiero tocar la nieve" "aunque sea un momento" pero me dijo que me enfermaría más y no me dejó salir. Ese día llore hasta quedarme dormido. Después Ayse me despertó, ella si pudo salir a la calle y me trajo una pequeña perla de nieve para poder tocarla.... Ese fue el mejor regalo de mi vida. La dejé junto a mi cama y cuando desperté... Se había derretido. Toda mi ilusión había desaparecido.

Sentia que las lágrimas saldrían en cualquier momento la nostalgia me invadia.

— Después de ese día, no volví a sentirme como un niño, ni tampoco volví a ver la nieve.

El señor Hazad se agachó y tomo una gran esfera de nieve que coloco entre mis manos cubiertas por los guantes.

— También va a derretirse.. pero cuando lo haga no se irá lo que has vivido.. eso permanecera.. y cada vez que lo recuerdes traerá de vuelta la misma sensación... ahí está la magia.

Esa sensación se instalo en mi pecho.

Sentí una arcada subiendo por mi garganta así que cubrí mi boca y me levanté rápidamente.

— Eve.— trato de acercarse.

Otra la siguió, me recliné contra la baranda del lugar que daba vista a las montañas.

— ¡Eve!

— Señor Hazad.. no me mire, ni tampoco se acerque.— la sensación de náuseas continúo.

Aunque solo eran reflejos que desaparecieron cuando sentí el aire frío pasando por mi rostro la vergüenza me inundó.

Cuando senti que habían pasado por completo volví a mirar al señor Hazad.

— ¿Te sientes mejor?

— Lo siento mucho, últimamente este pequeño no me ha dejado sentir bien.

— No tienes que disculparte, sabe que estoy contigo y quiere hacerse notar.— los dos reímos.

— La verdad es que tengo miedo.— le confesé.

— ¿Porque?

— porque yo no soy su padre.. pero estoy tan acostumbrado a el.. que no se cómo seré capaz de dejarlo después.

— Eve sobre....

— Siento que con el tiempo, no lo sé... Me da miedo lo que pase después.

— Eve..

— No se que pueda pasar.— me abracé a mi mismo.

El guardo silencio.

— tu siempre formarás parte de su vida.— me abrazo.— tu formas parte de el y siempre lo serás.

Sus palabras me reconfortaron de maneras que no podía expresar.




Había comenzado a llover desde hace un tiempo, la noche empezaba a hacerse cada vez más oscura.

— Ayse saldré un momento aquí afuera.— ella murmuro un si.

Después de estar unos minutos en la puerta un auto negro del que salió un hombre bien vestido se hizo presente.

— Buenas noches, ¿A quien busca?

— ¿Está Eve?— el nego.

— Eve no está.. ¿Quien lo busca?

— Soy Andre, el esposo de Hazad.— su tono mordaz.

— Yo soy el padre de Eve.

— ¿Ya salió de la cárcel?— Andre pregunto.

— Si, ya volví con mis hijos.. estoy esperando a Eve.

— Mejor no pierda su tiempo no vendra, ahora mismo debe estar persiguiendo a mi esposo.— fue firme.

— ¿de que está hablando?

— lamento decirle que su hijo está seduciendo a mi esposo.... Estamos a punto de divorciarnos por su culpa.

— Cuidado con lo que dice.— el también fue firme.— Eve no haría algo así.

— Usted no sabe nada, Eve le miente hace mucho tiempo.

— Eve está trabajando en el restaurante.— André sonrío cínico.

— ¿No entiende? Le digo que le está mintiendo, vine aquí más temprano y vi a Eve usar un collar costoso. Regalo de mi esposo, luego llamo a su secretaria y me dice que mi esposo no está en su reunión de negocios, debe estar con su hijo en quien sabe dónde, su hijo solo quiere quitarme mi felicidad. Ahora después de esto tiene dos opciones... O toma cartas en el asunto.. o yo lo haré.







°Capitulo 59°

Corazones recuerden que esto es ficción, cada uno es libre de dar su opinión si así lo desea y es valida, yo soy muy feliz de leer sus comentarios en cada capitulo 💖



— La cena estuvo deliciosa me encantó, muchas gracias.,

— Me alegra que te gustará.— se quedó en silencio parecía inquieto.

— Señor Hazad, ya es un poco tarde volvemos a casa.

Mire el reloj en mi muñeca.— Está bien pediré la cuenta.

Hice un gesto al encargado y llegó a nuestra mesa.

— ¿Me puede traer la cuenta?

— ¿No va a pedir algo más?

— No gracias tenemos que volver a Estambul.

— El camino, a Estambul está cerrado, una avalancha me imagino, dijieron que van a abrirlo en la mañana.— mire a Eve que estaba ansioso.

— Muchas gracias..— se retiró.

— ¿Y que vamos a hacer ahora señor Hazad?— tome su mano sobre la mesa.

— Tranquilo hablare con el gerente, no te preocupes debe haber otro camino. Le preguntaré.

Me levanté y fui hasta la recepción.

— Disculpe, me dijieron que el camino a Estambul está cerrado, ¿no existe otro camino?— la señorita negó.

— Por el momento no, pero pueden quedarse en el hotel por esta noche.

Entendia la angustia de Eve pero no había otra salida, se hacía cada vez más tarde y ya pronto sería media noche.

— Está bien, haga la reservación por favor.

Le entregué mi tarjeta hasta que mi teléfono sonó.

— Hola Andre.

— Hazad, quería saber cómo te había ido en la reunión.

— No hubo problemas.— mire atento esperando la reservación.

— Entonces ¿te quedarás en Chipre hoy?

— Si vuelvo en la mañana.

— Bueno cariño, nos vemos.

— Nos vemos.— recibí las dos llaves.

— Muchas gracias.— volví con Eve.






— ¡¿Eve dónde estás?! ¡Papá estaba preguntando por ti!.

La desesperación corrió por mis venas.

— Estoy con el señor Hazad en Abant.

— ¡¿Que?!— sabía lo que se vendría.

—¿Que haces tan lejos?

— Tenemos problemas queremos volver pero el camino está cerrado. Tenemos que pasar la noche aquí.. no existe otra manera.

— ¿Y que le voy a decir a papá?— no podía decir nada.

— Necesito tu ayuda cariño, dile que tengo que trabajar... Que debo hacer horas extras. Te lo ruego Ayse.

No dijo nada.

— Todavía tienes que hacer esas horas extras.. te toca limpiar el restaurante para mañana... Bueno yo le diré a papá entonces

— ¿Papá está ahí?

— Así es, está frente a mi.

— tengo que cortar cariño.— deje a un lado el teléfono, sería capaz de pedirle a Ayse el suyo para hablar conmigo y no estaba preparado.

— ¿Ya hablaste con Ayse?— la voz del señor Hazad me tomo por sopresa.

— Si, dijo que me ayudara con mi papá.

— perdóname, no imaginé que esto pasaría.

— No se preocupe estoy feliz de estar aquí, me hizo muy bien, pero no me gusta preocupar a mi papá.

— No te preocupes, mañana temprano volveremos a Estambul.

Su mirada cayó sobre mi pecho.

— El collar... ¿No te gusto?— lleve una mano inconsciente a ese lugar.

— No es solo... — suspiré.— La verdad es que se rompio.

— Entonces tienes que darme y yo lo mandaré a arreglar.— no podía decirle que su esposo lo había arrancado de mi pecho.

— Está bien.






— ¡Está con el estoy seguro Izma! — tome del trago en mi mano.

— Cálmate Andre, no te alteres demasiado.

— ¡No puedo evitarlo! Incluso me mintió cuando lo llame, ¿Como puede hacerme esto Izma? Yo que he estado a su lado por tanto tiempo. ¡Odio esto!— tire el vaso de licor a un costado.

— De nuevo estás cayendo en la desesperación, si continúas asi harás que Hazad quiera irse de tu lado...

— Siento que voy a volverme loco Izma, ¡¿Porque una persona tan insignificante está quitándome todo lo que amo?! Debí escucharlo Izma.
... Hazard nunca estuvo de acuerdo con esto pero yo lo presioné...

— Y ahora debes cargar con eso....

— No...haré todo para recuperar mi vida. ¡La vida que ese imbécil me está quitando!— aventé el teléfono lejos de mi.





Llegamos frente a dos habítaciones.

— Está es tu habítacion.— me entregó la tarjeta.

— Si necesitan algo... Estoy al lado.

— Bien señor Hazad, muchas gracias, escuchaste pequeño todo es para ti.— lo mire agradecido.

— Deberíamos elegir un nombre para el ¿Te parece?

— ¿Y a usted quien le eligió su nombre?— pregunté.

— Entonces usted es quien debería elegir el nombre...— insistí.

— Está bien.. voy a pensarlo.

— Bien, buenas noches.

— Buenas noches.

Espere que el entrara a su habitación pero tampoco lo hacía así que actúe primero y abrí la puerta.

Sonreí antes de entrar.

La habítacion era lo bastante espaciosa para mí, no estaba acostumbrado a ir a lugares como estos, pero aún así se me hacía una experiencia agradable.

Quite mi abrigo dando algunos pasos por la habitación.

Un sonido me alerto, parecía un teléfono, ¿En la habitación? Gire buscándolo en todas partes hasta que lo encontré sobre la repisa.

—¿Bueno? — quizás no era para mí o yo estaba equivocado.

— Aslan.

La voz del señor Hazad.

— Aslan, es el nombre que pensé, ¿Que te parece?— mire hacía abajo y volví a prestarle atención.

— Señor Hazad es realmente lindo.

— Entonces, Aslan será su nombre.

— Me gusta Aslan.— estaba seguro de que ese nombre no saldría de mi mente jamás.

— Lo siento, ¿te desperté?

— Para nada, estaba despierto y en pie.

— queria que lo supieras... Ahora sí buenas noches.

— Buenas noches.— me sentía anonadado, aquellas palabras no salían de mi cabeza y repetí su nombre una y otra vez.





La cama estaba hecha un desastre, pero sobre sus manos reposaba aquel libro de marco rojo, que estaba escondido y solo era leído por una persona.

Mi lucecita, siento que tenemos una conexión cada día más fuerte..

Ya eres parte de mi, a pesar de todo lo que ha pasado tu presencia me da fuerzas.

Me hace sentir valiente...

Se que no puedo darme por vencido... No puedo permitirme caer, tu estás viviendo feliz dentro de mi.. mientras yo tendré que enfrentar lo que pase aquí afuera.... Gracias a Dios que cuento con el señor Hazad.

Las lágrimas cayeron sobre las páginas del libro una tras otra.

¿Entonces esas personas tenían razón?

"Su hijo está seduciendo a mi esposo... Estamos a punto de divorciarnos por su culpa."

"Se la pasa en autos caros y disfruta de muchos lujos" negué a cada palabra de Yuzür mi hijo no era esa clase de persona.

"Está de maravilla."

"Que esta diciendo.... Mi hijo es un chico honrado que trabaja para ganarse la vida" el hombre rio.

"Eve ya no es el chico que usted cree, al mudarse a Estambul cambio sus costumbres... Yo nunca he difamado a nadie.. mire, entra y sale de la mansión Jadar a su antojo... Es claro que está en malos pasos" el de esa imagen no podía ser mi hijo.

"No, no"

"Si los Jadar lo quieren.. no será para nada bueno. Piense lo que le digo"

"No"

"Lo usarán para obtener lo que quieren y luego lo dejarán a su suerte."

La imagen de ese día donde el se acercaba a darle un beso en la mejilla frente a la puerta seguía dando vueltas.

Cerró el libro fuertemente.

— Que has hecho Eve........









°Capitulo 60°

Nota importante: este capítulo puede ser sensible para algunas personas, recordemos aqui se tiene otro juicio y otras costumbres.

En la mañana escuché un golpe en la puerta.

— Buenos días Señor Hazad.

— Buen día Eve, ¿Estás listo?— tome firme mi abrigo y asentí.

— Estoy listo, vámonos. Señor Hazad también quería darle las gracias por este paseo.

— Pero tus ojos al parecer dicen otra cosa.. como si desearas nunca haber venido.

Tome su brazo.— por supuesto que no, no me malentienda solo estoy algo preocupado por mi papa señor Hazad... No se que voy a decirle cuando llegue a casa, aunque los recuerdos de este paseo quedarán en mi memoria para siempre.

Esa era la idea, por eso...— se detuvo y saco algo detrás de el.— te traje un regalo que hara que te sientas como un niño cada vez que lo veas.

Junte las manos sobre mi rostro, era una pequeña esfera que parecía contener algo en su interior, era un angel color blanco.

—Que hermoso..... Gracias señor Hazad, que considerado..— lo tome y pequeñas partículas blancas volaban alrededor del angel, podía darle la vuelta y al volver estás se veían como nieve cayendo.

— Me alegra que te guste.

Su mano se instaló en mi espalda y empezamos a caminar, no podía apartar la mirada de aquel objeto.

Al salir del hotel los hombres del señor Hazad no esperaban y subimos a su auto, entonces todo el viaje fue en silencio, mi mente seguía llena de pensamientos, no podía generar una buena excusa, sabía que tarde o temprano mi padre se enteraría de todo y sería peor, debía decirle la verdad.

— Señor Hazard prefiero que me deje por aquí por favor.— enseguida me miró.

— Eve, llámame si necesitas algo.— mi mirada cayó.

— Sabes que no estás solo

Quería confiar en sus palabras.

— Gracias, no lo olvidaré.

Una vez el auto desaparecio camine hasta la puerta principal con mis piernas flaqueando a cada paso.

Miradas atentas me recibieron una vez pase la puerta.

— Buen día papá...— el estaba sentado en la mesa.

Mire a Ayse que estaba en la escalera alimentando el silencio de la habitación, nadie hablaba, nadie decía absolutamente nada.

Entonces algo llamo mi atención... Papá sostenía aquel libro de marco rojo que estaba escondido y solo yo sabía el contenido.

Eso no podía ser... No podía.

Se levantó, Ayse miraba desde atrás.— ¿dónde estabas Eve?— el sudor frío recorrió mi cuerpo.

—papa escuchá..

— No te atrevas a decirme otra mentira.— su mirada era fría.

—¿Dónde pasaste la noche? Dime la verdad.— se acercó.

— Está bien pero cálmate.— trate de tocarle pero alejo mi mano.

— ¿Que has hecho con ese hombre? ¡Responde!









No podía apartar la mirada de mi teléfono.

—¿Dónde estás Hazad?— daba vueltas por la habitación como un perro en una jaula, sentía que en cualquier momento perdería mi paciencia y volvería a la casa de ese chico en busca de mi esposo.

La puerta se abrió.

— Bienvenido querido.— sus ojos siguieron un camino hasta el guardaropa y saco un abrigó.

— Buenos días.

—¿Vas a decirme que está pasando?— silencio.

— Ya se que no viajaste a Chipre, Hazad ¿dónde estabas?

—¿Cómo sabes eso?— ahora tenía toda su atención.

—Solo lo se, ¿Acaso no piensas decirme la verdad? Se que te has visto con Eve a mis espaldas.

Le mostré la factura en mi mano.

Tomó distancia.— Solo fue un regaló de cumpleaños.

—¿Enserio? ¡¿Que te pasa?! ¡¿Porque te importa su cumpleaños?! el ya no está embarazado ni nada.— pasó una mano por su cabello.

— Andre deja de gritar por favor.

— Me has estado engañando Hazad, de eso estoy seguro y ¡eres capaz de mirarme a la cara sin siquiera tener vergüenza! ¡Habré los ojos ese chico solo es un estafador que quiere tu dinero!

— Cuidado con lo que dices.

—¿Porque? No trates de defenderlo más. Anoche fui a su casa y le conté todo a su padre, ¡le dije como ha tratado de arruinar nuestro matrimonio!— Sua feromonas se volvieron densas.

—¿Que fue lo que hiciste?

— Le dije a su padre que le enseñará a comportarse. Que el imprudente de su hijo se ha dedicado a seducir a mi esposo.— tiro el abrigo a un lado y abrió la puerta.

— ¡Eso! ¡Corre a sus brazos!

— Tu quedate aqui, hablare contigo después.— me señalo y eso solo aumento mi enojo.

—¡Hazad vuelve aquí!— cerró la puerta y solté el papel con furia caminando detrás de el.

—¡Hazad! ¡Hazad dije que te detengas! — seguí su paso rápido.

— Deja de correr detrás de ese infeliz.

No me escuchaba, cerraba todas las puertas por dónde pasaba.

— ¡Hazad! ¡Has lo que quieras no te quiero ver! — no me miró hasta el final.







—¡Yo ya lo sé todo! ¡Su esposo estuvo aquí! ¡Me dijo que estabas intentando seducir al señor Hazad!— no soltaba mi muñeca.

—¿Que?

— ¡¿Que se supone que debes hacer tu con un hombre casado?! ¡¿Que estás haciendo?!— la bofetada cayó sobre mi mejilla y me sostuve del mueble para no caer.

Ayse llegó a mi lado.

— ¡Tu vete Ayse!— tomo mi brazo.

— ¡Dime qué hay de tu dignidad y de tu honor! ¡¿Acaso no tienes vergüenza?! ¡Nos estás humillando!— su mano paso a mi pelo en segundos, me doble por el dolor.

— ¡sería mejor estar muerto para no ver cómo te degradas! ¡Y de paso nos avergüenzas a todos!— cai sobre el sofá con brusquedad.

Tomo el libro.

—¡Ya se que estás embarazado! ¡Leí esto! ¡¿Que esto dime?! ¡No te atrevas a negarlo!— mis sollozós solo lograban avivar el fuego.

—¡estas embarazo del hijo de ese hombre, cierto! — el libro resonó a mi lado.

—¡Papá no es lo que tú piensas!— rogué.

— ¡cállate! ¡Es precisamente lo que yo pienso! ¡Todo está claro y ya no puedes negarlo que vergüenza!

— ¡Papá si me escucharás sabías que no he hecho nada!— se acercó más a mi y me alejé con temor.

—¡Te revolcaste con un extraño y ¿me dices que no has hecho nada?! — volvió a halar de mi pelo y está vez cai sobre el suelo sollozando.

—¡Yo mate a un hombre por ti! ¡fui a la prisión por ti!— con cada palabra no soltaba mi cabello.— ¡Cómo fuiste capaz de hacerme esto Eve!

Me deslicé sobre la alfombra cuando me aventó contra está.

Ayse corrió a ayudarme pero el la detuvo.

—¡Papá!

—¡ven aquí, nos vamos!— le hablo a Ayse.

—¡papa por favor tienes que escucharme!— tome su mano.

— ¡Suéltame! ¡El señor Hazad se ocupará de ti!— tomo a Ayse con fuerza.

—¡papa, escúchame por favor!— me levanté como pude pero fue en vano volvió a tirarme contra el suelo.

—¡No quiero escuchar más tus mentiras! ¡no vuelvas a llamarnos y buscarnos nunca más!

— Papá....— susurre de rodillas.

— ¡No vuelvas a llamarme así, porque ya no eres mi hijo!— Ayse llorando trataba de ayudarme.

— ¡Camina!— tomo sus cosas y salió con Ayse.

Llore con todas las fuerzas que me quedaban, el dolor era insoportable.

— ¡Papa, tienes que creerme!— ya no podía levantarme.

— ¡Papá!— grite con todas mis fuerzas, pero sabía que no volvería.

Nunca lo había visto tan enojado, había perdido lo único que tenía.




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